Manuel Quiroz Martínez y la historia educativa
Es importante entender que la educación en el Distrito Norte de la Baja California
Es importante entender que la educación en el Distrito Norte de la Baja California, en las primeras décadas del siglo XX, estuvo dada en un contexto distinto al resto del país por su lejanía geográfica primero y luego por los acontecimientos de la Revolución Mexicana, que aunque dio inicio en 1910 en el resto de México, a Baja California sólo se impuso con la expulsión pacífica del coronel Esteban Cantú en 1920. En realidad, sólo con la tarea magna realizada por el general Abelardo L. Rodríguez entre 1923 y 1929, es que la educación deja atrás la visión porfirista y entra de lleno en la modernidad social. El historiador Celso Aguirre reconoció que el gobierno de don Abelardo dio un impulso mayor a la educación pública, un impulso sin precedentes en la historia de la entidad. Y no fue otro que el profesor Manuel Quiroz Martínez (1888-1976), quien describió en forma pormenorizada en su libro La educación pública en el Distrito Norte de la Baja California (1928), los distintos avances conseguidos durante este gobierno. Don Manuel Quiroz fue un maestro de origen oaxaqueño, que publica en 1928 su libro y que, cinco años más tarde, llegará a ser Director General de Educación Pública en el Territorio Norte. Colaborador cercano del general Abelardo L. Rodríguez, quien décadas después lo hará rector de la Universidad de Sonora.
Por otra parte, ser maestro en la Baja California de estos años, cuando se ganaban buenos dólares en el negocio del servicio al turista, de ése que llegaba a la entidad para escapar de la prohibición del alcohol impuesta en su nación por motivos puritanos, es decir, que había gran demanda de trabajo como croupiers, meseros, camareros, cocineros, taxistas, policías y demás. Desde luego, el prestigio social del maestro no podía compararse con estos oficios que vivían bajo las luces de neón de la vida nocturna. Sin embargo, como Quiroz Martínez lo hace saber, a los profesores del Distrito Norte se les pagaba lo mejor posible y dependiendo del grado de sacrificio personal que implicara su misión educativa. Si a esto le añadimos que es una obra que incluye otra igual de atractiva en su interior: Apuntes históricos sobre la educación en Baja California de 1821 a 1921, escrita por el profesor Alfredo E. Uruchurtu,
podemos reconocer que este libro fue, por mucho tiempo, la única fuente de información sobre esta actividad, acabando por ser la base de muchas investigaciones posteriores que aparecieron con otros nombres y sin darle el crédito correspondiente.
Como lo dice el propio Quiroz: “llegó a mis manos un laborioso estudio histórico sobre la materia”, escrito en 1921 por “el señor profesor Arturo E. Uruchurtu, en aquel año Director General de Educación en el Distrito, quien a su vez solicitó y obtuvo la benévola cooperación de las personas más conocedoras de la región, teniendo a la vez a la vista valiosos documentos que estas personas le proporcionaron.” El informe de Uruchurtu lo encontró don Manuel tan “interesante y con tal acopio de datos, que hemos considerado cometer una enorme falta cívica, si no lo publicáramos en esta ocasión.” Pero también don Manuel aportó su parte en los estudios históricos, pues su libro, aparte de exponer cómo funcionaba el sistema escolar hacia 1928, incluye una breve síntesis histórica dividida en cuatro partes: descubrimiento y colonización de la península por los jesuitas, la expulsión de los jesuitas, estado social de la península en el siglo XIX y una tabla de escuelas y alumnos de 1869 a 1927.
Por eso hay que decir que el libro de Quiroz Martínez y Alfredo E. Uruchurtu es la piedra de fundación de la historiografía bajacaliforniana sobre educación y en ese sentido y en el periodo que cubre, no hay ninguna que le gane. Y hay algo más: esta obra es un libro con firma, esto es: en ella podemos apreciar el punto de vista, las razones, los argumentos, las teorías de su autor para analizar el proceso educativo del Distrito Norte con profundidad y pertinencia, con conocimiento de las circunstancias históricas en que se dio su práctica en estas lejanías. Este libro es clave para entender la dinámica educativa de su tiempo y por eso es importante que se publique de nuevo. Hay muchas lecciones de esta obra que, aunque ocurrieron hace cien años, todavía hoy necesitamos aprender.
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