Regresar a 1988
Somos lo que hacemos
“Protesto cumplir, y hacer cumplir, la Constitución y las leyes que de ella emanan”, es parte de la protesta que todo servidor público realiza al asumir su, desafortunadamente es una promesa hueca, un sinsentido en la mayoría de los casos; es una lástima que no haya pena alguna por su incumplimiento. Creo que es tiempo de definiciones, mismas que ojalá políticos como nuestra gobernadora y en el caso de la alcaldesa de Mexicali; tristemente Tijuana y Ensenada tienen alcaldes de bajísimo nivel mientras Rosarito y Tecate ni siquiera inciden en la vida pública de nuestro estado.
Nuestras autoridades entienden perfectamente el daño que la sinrazón del presidente le está ocasionando al país, ellos llegaron a sus cargos por medio de reglas claras y un gobierno fuera de cualquier tema relacionado con la organización de los comicios electorales; es que si lo que está a toda madre es salir a desfilar en apoyo al presidente en vez de plantarle cara digna y pantalones al daño institucional que se está ocasionando al país; el último, el que provocó que asistieran al desfile del pasado 27 de noviembre plantea regresar a un marco electoral como el que se tuvo en la elección de 1988, esa en la que Manuel Bartlett, ahora destacadísimo compañero de Morena, orquestó el fraude electoral a través al no existir el mecanismo ciudadano que hoy pretenden debilitar.
Morena acaba de aprobar destruir la parte medular de la estructura del INE atacando su tejido óseo, su lado ciudadano: un padrón electoral confiable que es la base de datos ciudadanos más robusta del país con una cobertura nacional del 99%, para lograrlo se tiene a nivel nacional 900 módulos que se coordinan en cada uno de los 300 distritos electorales; llevar a cabo esta labor depende de 792 funcionarios seleccionados por concurso, la reforma aprobada despedirá a 760, quedando sólo 32, uno por estado.
Para una elección se instalan en promedio 550 casillas por distrito, los que hemos tenido la fortuna de ser funcionario de una hemos podido constatar el esfuerzo que implica desde el proceso de selección de los mismos, su capacitación, la entrega del materia y la supervisión de las casillas durante la jornada electoral, ello requiere de personal especializado, el no tenerlo compromete la posibilidad de abrir casillas el día de la elección y con ello destruir la confianza ciudadana en el proceso, Morena aprobó que la inmensa mayoría de ese personal sea liquidado.
Después de la jornada hay que recolectar los paquetes para llevarlos al conteo de votos, operar el programa de resultados preliminares, para posteriormente iniciar el proceso de conteo oficial, éste, en presencia de los representantes de los partidos políticos en cada uno de los 300 distritos electorales, trabajo coordinado por los 300 vocales de organización electoral, cargos que con la reforma aprobada por Morena también desaparecen.
La idiotez que los diputados de Morena aprobaron, sin pensar en nosotros, los ciudadanos que deberíamos asumirnos como sus patrones, atenta contra la confiabilidad de un padrón independiente, la organización de la jornada electoral a través de la instalación de las casillas de votación, así como el proceso de recepción y conteo de los votos.
Ojalá nuestros políticos tuvieran la dignidad que implica la grandeza de oponerse al cacique y defender a los ciudadanos, tristemente el cortoplacismo es mayor. Por eso los vemos desfilando.
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