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Modesto C. Rolland, un hombre íntegro

Hay personajes de la historia que han hecho aportaciones importantes a una sola actividad humana: la política, los deportes, la ciencia o el arte.

Hay personajes de la historia que han hecho aportaciones importantes a una sola actividad humana: la política, los deportes, la ciencia o el arte. Pero más extraordinarios son aquellos que han hecho aportaciones en varios campos de la actividad humana. Uno de esos personajes fue Modesto C. Rolland. Nacido en 1881 en La Paz, Baja California Sur y fallecido en 1965 en Veracruz, Rolland estudió para profesor normalista y se graduó de ingeniero en 1906. Fue un ferviente seguidor de Madero, participando en la fundación del Partido Ant ir re leccionista. Cuando ocurrió el asesinato de Madero y Pino Suárez, tuvo el valor civil de decirle a sus alumnos del Colegio Militar que iban a ser usados para reprimir los anhelos democráticos de los mexicanos. Por ese acto fue encarcelado, amenazado de fusilamiento y finalmente, por intercesión de amigos, liberado. Partió al exilio a los Estados Unidos, donde pronto se integró a las filas del carrancismo. Pero el interés por Baja California siempre fue primordial para él.

En 1911, durante el gobierno de Madero, fue secretario del Club Progresista Californiano con sede en la ciudad de México, que sirvió para informar al nuevo gobierno democrático de la situación peninsular y ofrecer recomendaciones para promover a Baja California a través de la separación de las autoridades civiles y militares haciendo del gobernador civil un bajacaliforniano que entendiera el sentir de la población local, construcción de nuevos caminos que ligaran las diferentes regiones, incrementar la colonización mexicana, revisar los contratos de las compañías extranjeras en suelo bajacaliforniano, un mejor desarrollo y protección de sus recursos marinos y una reorganización del sistema educativo, todo esto con el fin de incorporar a nuestra península a la nación mexicana.

De estos informes nacería el folleto Problema de la Baja California, publicado en 1916. En este libro, el joven Modesto advertía correctamente que Baja California, por ser frontera en su Distrito Norte, contaba con vínculos más fuertes con los Estados Unidos (California y Arizona) y con escasos lazos con el interior del país por su falta de vías de comunicación y transportes. Su libro dio la alarma sobre la situación del gobierno de Baja California que, bajo el mando de un coronel del antiguo régimen como

Esteban Cantú, favorecía los negocios extranjeros, era ineficiente, corrupto y una carga para la población, que tenía que pagar por el mantenimiento de un ejército innecesario y una burocracia despilfarradora. Para nuestro autor, Cantú no era más que un pandillero bien vestido, que sólo pensaba en su propio beneficio y no en México como un todo. Debido a todo lo anterior, en 1919, la Secretaría de Hacienda lo incorporó a una comisión que informaría de la situación económica y política del Distrito Norte de la Baja California bajo el gobierno neoporfirista del coronel Esteban Cantú. Rolland era un conocedor bien documentado, un observador perspicaz y un auditor que entendía los tejemanejes de los gobiernos locales para mantener sus prerrogativas a cargo del erario federal, para aumentar sus presupuestos por medio de impuestos onerosos.

En su trabajo, titulado Informe sobre el Distrito Norte de la Baja California, más allá de examinar los costos de operación del sistema de aduanas, de justicia o del educativo, lo que le saltó a la vista en el Distrito Norte fue el gasto militar. Pues por más que el coronel Cantú lo declaró como fundamental para la buena marcha de la entidad, no había problema militar a la vista y sin embargo el coronel pedía, en su presupuesto para 1920, un gasto de casi dos millones de pesos para su ejército. Nuestro autor vio tal gasto como “simplemente una locura”.

Ante la fachada de buen gobierno y sabia administración que el coronel Cantú y sus compinches difundían en la prensa, Rolland reveló la falsedad de tales discursos y destapó los problemas de desigualdad social propios de una política neoporfirista donde Cantú pedía más dinero a la federación no para hacer prosperar el Distrito Norte, sino para reforzar sus fuerzas militares y seguir en el poder. Así, el informe de Rolland es una radiografía de un régimen que proclamaba su civilidad mientras se esforzaba en armarse hasta los dientes. Y eso habla del valor de su autor al contar lo que todos sabían, pero nadie expresaba sobre el coronel Cantú. Su informe exhibió la corrupción en la Baja California de 1919, haciéndola visible en sus negocios y trapacerías, en sus tejemanejes y mentiras.

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