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José Matías Moreno, el cronista

Durante buena parte del siglo XIX, la parte norte de la península de Baja California estuvo inmersa en el caos, en el conflicto, en la desgracia.

Durante buena parte del siglo XIX, la parte norte de la península de Baja California estuvo inmersa en el caos, en el conflicto, en la desgracia. O como lo llamaría uno de sus más notables ciudadanos, el ranchero Antonio María Meléndrez, esta región se encontraba en “una miseria espantosa”. Y uno de los testigos de estas calamidades no fue otro que José Matías Moreno, un nativo peninsular nacido en San Antonio, Baja California Sur, en 1818. Su padre fue un cazador de ballenas de origen inglés y su madre, una mexicana. Al morir su padre, su madre lo entregó al padre Gabriel González, presidente de las misiones de Baja California y uno de los más fértiles representantes de la iglesia católica, cuyo celo sexual ayudó a poblar la parte sur peninsular de manera notable. Con González, el niño y joven Matías Moreno recibió clases de religión, latín y lógica. Entre 1847 y 1848 participó en la guerra contra la invasión estadounidense y para 1849 ya vivía en la parte norte peninsular, denominada como la Frontera, donde fundó compañías mineras en plena fiebre del oro y entró de lleno a la política, siendo nombrado en 1861 subprefecto de la Frontera de la Baja California por el gobernador Teodoro Riveroll, a quien le envió un informe del Partido Norte de la Baja California ese mismo año. En 1863 adquirió el rancho de Guadalupe, donde se estableció el resto de su vida, muriendo allí el 30 de noviembre de 1869.

El informe que elaborara en 1861 lo tituló Relación estadística de la Frontera de la Baja California, que comprende cien leguas de longitud, por cuarenta de latitud, con la explicación de sus pueblos, ranchos y lugares, fue enviado y presuntamente leído por Riveroll, pero nunca llegó a ser publicado en vida de Matías Moreno. Sólo hasta que fue publicado por el Centro de Investigaciones Históricas UNAM-UABC en 1985 y bajo un título más corto: Descripción del Partido Norte de la Baja California 1861, es que fue rescatado del olvido y quedó como una de las fuentes más importantes para entender la situación de nuestra región por aquellas fechas.

Como David Piñera lo dice, su texto “arroja nuevas luces para el conocimiento de su época” y “es de especial utilidad para etnohistoriadores y antropólogos” y, como en el caso del libro de Ulises Urbano Lassépas, se concentra en la tenencia de la tierra, siendo un “minucioso inventario de los recursos naturales de la península” en su parte norte fronteriza, de la que don José habla con el entusiasmo de un inversionista de bienes raíces. Aquí hay que recordar lo que dice María Jesús Ruiz de nuestro personaje, a quien califica como: “un hombre de trayectoria política y militar sobresaliente, ambicioso y hábil para los negocios en los que siempre procuró sacar el mayor beneficio.” Al morir, entre sus propiedades estaban, además de su rancho (ex misión) de Guadalupe, los ranchos de San Jacinto, San Vicente y una salina en San Quintín, incluyendo utensilios de labranza y un molino de trigo.

En su Descripción estamos ante una obra breve pero veraz de las condiciones de penuria en que se vivía en esta zona de México. Pero incluso en medio de esta penuria, no dejaba de buscar el provecho personal tanto como el comunitario. Junto con la mención de poblados, bahías, arroyos, islas y terrenos, en todos mencionaba quién era el propietario, cuáles eran sus riquezas naturales, sus cabezas de ganado, sus campos de cultivo y sus habitantes. Y en el caso de que esas tierras estuvieran aún sin explotar económicamente, como eran los terrenos que se situaban entre el río Colorado y la sierra de Santa Catarina Mártir, afirmaba que estos arenales podían convertirse en productores de granos, pues “como tierra caliente, se daría bien la caña dulce, el algodón y probablemente el café. Poblados estos terrenos por gente laboriosa y civilizada, las ventajas serían incalculables para la República”.

José Matías Moreno en su Descripción del Partido Norte de la Baja California (1861) nos dejó un informe sobre la penuria que enfrentaban los habitantes del norte bajacalifornianos para sacar adelante a sus familias. La suya es una crónica franca y honesta, de datos concretos, de testimonios recogidos por el propio autor. No historia de gabinete sino crónica de vida. La suya, la de su familia, la de sus vecinos. Esos que en conjunto fueron los fronterizos de su tiempo, los bajacalifornianos de su época.

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