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El líder mediocre

Hace tiempo escuché la reflexión de un gran empresario mexicano: “lo más urgente y lo más importante para México es tener líderes, líderes y más líderes; porque un buen líder tiene impacto multiplicador en la sociedad y así podremos resolver los retos que tenemos”.

Hace tiempo escuché la reflexión de un gran empresario mexicano: “lo más urgente y lo más importante para México es tener líderes, líderes y más líderes; porque un buen líder tiene impacto multiplicador en la sociedad y así podremos resolver los retos que tenemos”.

Tenemos dos tipos de liderazgos: el líder que es electo, solicitado o votado por la gente y el líder designado, asignado, nombrado o auto nombrado. Cualquiera de las dos son excelentes oportunidades para ejercer el liderazgo independientemente de cómo llegó a la posición. El secreto es la calidad de persona.

¿Pero qué pasa cuando el liderazgo es mediocre o egocéntrico?

El líder egocéntrico es alguien que piensa en sí mismo antes que en la organización y sus miembros. Cuando las cosas no van bien y hay errores en la gestión, en lugar de admitir fallas y buscar soluciones, prefiere culpar a otros y buscar excusas llegando al extremo de la fantasía o la difamación producto de su desesperación.

Esta actitud resulta en la pérdida de confianza en el líder y en su grupo, los colaboradores pueden sentir que su tiempo y esfuerzo no son valorados, lo que puede resultar en una disminución en la moral y en el desempeño. Además, el líder egocéntrico puede tomar decisiones impulsivas e irracionales que ponen en riesgo el futuro de la organización y hasta pérdida en la reputación del equipo.

La destrucción de una organización por parte de un líder egocéntrico es real, es triste y lo vemos en miles de ejemplos; desde una sencilla familia hasta la Presidencia de la República, pasando por sindicatos, organismos empresariales o grupos de interés.

Cuando un líder egocéntrico prefiere destruir una organización en vez de reconocer el reto, es momento de hacer todo lo posible por ayudarle y hoy te comparto tres sugerencias para que puedas usarlas si sientes que estás en una situación así:

1.- Siempre ten comunicación directa y honesta. No hay mejor antídoto para resolver un problema que hablando “sin pelos en la lengua”, la sinceridad es como alcohol en una herida: arde al principio, pero desinfecta.

2.- Promover la reflexión: Alentar al líder a reflexionar sobre su desempeño y a buscar soluciones a sus desafíos es una forma efectiva de ayudarlo a mejorar. Hazlo en privado o a través de personas de su confianza, esto ayudará a menos de que su egoísmo esté muy arraigado y nada lo haga entrar en razón.

3.- Trabajar juntos: La unidad es clave para el éxito de una organización, los arreglos en lo oscurito o con un grupo minúsculo de colaboradores es signo de inseguridad, cobardía y pequeñez.

Si ninguna de estas tres sugerencias se logra aplicar, entonces es momento de tomar una decisión: continuar o terminar. Dicen que “las ratas son las primeras que huyen el naufragio” y tiene sentido, pero cuando el capitán está dispuesto a hundir el barco con su tripulación amarrada entonces no eres una rata que huye sino un ser humano con dignidad, principios, integridad y ganas de ser libre.

*- El autor es Director de Testa Marketing, investigación de mercados.

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