Elecciones en Turquía
Curiosamente, los votantes no se sienten responsables de los fracasos del gobierno que han votado.
Curiosamente, los votantes no se sienten responsables de los fracasos del gobierno que han votado.
El pasado domingo se llevaron a cabo elecciones en Turquía. La lucha se centró entre la Alianza Popular, formada por diversos grupos como el AKP, de raíces islamistas y el MHP de carácter nacionalista que apoyaban a Erdogan, contra una alianza denominada Alianza Nacional, del candidato Kilicdaroglu, formada por seis partidos de la oposición, la mayoría de ellos laicos. Dicho de otra manera, la contienda se dio entre un Erdogán conservador y religioso, contra Kilicdaroglu, que busca una senda más laica y democrática.
El caso es que como en una gran parte del mundo, salvo México por supuesto, cuando ningún partido político alcanza el umbral del 50% de la votación, los candidatos punteros se vuelven a encontrar en una segunda vuelta electoral, que permite que los electores recapaciten su voto y elijan entre solo 2 contendientes. En el caso de Turquía la segunda vuelta electoral está planeada para el 28 de mayo.
La parte que llama la atención es el hecho de que Erdogan lleva más de 20 años en el poder, y sin embargo, la gente sigue votando por que siga al frente del país, a pesar de que se ha distinguido por un gobierno de mano dura y que según Amnistía Internacional, en Turquía existen una serie de violaciones a los derechos humanos que van desde prohibir a periodistas y ciudadanos grabar manifestaciones, o los ataques a la libertad de reunión, prohibiendo a mujeres reunirse y manifestarse por sus familiares desaparecidos, sin olvidar las limitaciones a la libertad de prensa que impone en gobierno de Erdogan a los medios de comunicación.
Aunado a lo anterior, Turquía pasa por un momento económico complicado, reportando al finalizar 2022, una inflación del 64,27%, lo que agrava la crisis económica que vive su población que acaba de padecer a raíz del terremoto del 6 de febrero pasado que según cifras oficiales, dejó sin vida a 50,000 personas y que según observadores internacionales, a tres meses de distancia, sigue faltando alojamiento en muchos lugares; a menudo aún no se ha restablecido el suministro de agua y electricidad. No obstante, los afectados en la zona del terremoto se les ha obligado a ir a votar.
A pesar de todo esto, Erdogan va a la cabeza para continuar al frente de este importante país que es la puerta que comunica a Asia y Europa y que en los últimos años ha servido como un “Estado Tapón” que ha contenido el éxodo de personas que huyen de Siria y Ucrania y que sueñan con llegar a Europa.
Sin embargo, de ganar la segunda vuelta Erdogan, habrá perdido la mayoría absoluta que llegó a tener en el 2014 y 2018, pues todo apunta que tendrá 322 de los 600 escaños, en una elección donde salió a votar el 89% del padrón electoral de ese país.
Cabe señalar que además de su importante ubicación geopolítica, Turquía se ha sabido relacionar con Occidente por medio de su afiliación a organizaciones como el Consejo de Europa (1949), la OTAN (1952), la OCDE (1961), la OSCE (1973) y el G-20 (1999) y desde 2005 comenzó sus negociaciones para su adhesión plena a la Unión Europea, aunque también ha seguido fomentando estrechas relaciones internacionales, especialmente con otros países de Asia (Azerbaiyán, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán) y según varios analistas, por su ubicación estratégica la clasifican como una importante potencia regional.
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