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Conducta senil

Por el derecho a la libertad de expresión

Vicente Fox, expresidente de México, anda muy agresivo, grosero y altanero criticando, de manera rudimentaria y nada respetuosa, a López Obrador, actual presidente de la república. Dice, cuando le toca su turno de hablar después de que le han hecho una pregunta sobre López Obrador: Ese bato o ese güey. Con estos adjetivos o expresiones vulgares siente que está haciendo lo correcto: cree que al expresarse así, ya comenzó con el pie derecho y los ciudadanos nos vamos a sumar a su opinión de forma automática.

La verdad, resulta incómodo escucharlo porque al expresarse así, irrespetuoso, no logra su cometido, que es el de ridiculizar al presidente; y, agregar aciertos a los opositores a la administración actual, para posicionarse en el concierto nacional.

Fox desaprovechó la oportunidad que les dio la vida, al convertirse en el primer presidente surgido de la oposición, y no ser congruente con ese premio especial recibido. En lugar de instrumentar políticas internas que combatieran la corrupción, la burocracia, los malos manejos y la escasez de respeto a las autoridades administrativas y judiciales, prefirió seguir los mismos moldes de las administraciones federales priístas.

Utilizó, según se ha denunciado en la prensa, recursos financieros gubernamentales para gastárselos remodelando su Hacienda San Cristóbal. Fue muy cauto y respetuoso con López Obrador, cuando se inició el proceso de retirarle la pensión ilegal que recibía como expresidente. Él decía que necesitaba ese dinero, que se lo había ganado y que apenas le ajustaba para sus frijolitos. Cuando por fin se les quitó esa ilícita pensión, Fox se abrió como el enemigo más despiadado del presidente, y aprovecha cualquier motivo, para insultarlo de la manera más vulgar que puede, cosa que se le facilita.

Las acciones respondonas llevan a Fox a abrir sus verdaderas tendencias discriminatorias racistas. En una intentona de insulto-burla hacia López Obrador, lo llama mariachi, que es un término despectivo que se utiliza en algunas zonas del centro de la república, dirigido hacia personas de escasos recursos económicos, que habitan las colonias y barrios proletarios de las grandes ciudades. Estos términos despectivos buscan fomentar el odio y la polarización de la sociedad, en lugar de tratar de lograr una cohesión nacional en torno a ideales y valores éticos y morales. Ese es el verdadero Vicente Fox: una persona vulgar, racista, insultante, despectiva y elitista.

Con un nivel tan grosero, las críticas se degradan y hacen parecer que la discusión no tiene razón de ser. Claro que, en este caso específico de Fox, el rencor que acumula lo hace perder la cordura y abre las posibilidades de que sus actitudes groseras sean producto de la vejez. El verdadero objetivo del grupo opositor debería ser cooptar adept

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