Encuestas al desnudo
Llevo dos décadas observando el arte —y sí, es un arte— del marketing político, puedo afirmar que las encuestas han sido armas de doble filo, afiladas por expertos y blandidas con maestría en el campo de batalla electoral.
Llevo dos décadas observando el arte —y sí, es un arte— del marketing político, puedo afirmar que las encuestas han sido armas de doble filo, afiladas por expertos y blandidas con maestría en el campo de batalla electoral. Pero, mi estimado lector, hoy te invito a ver más allá del porcentaje y las gráficas coloridas, hoy te invito a desentrañar las profundidades, a veces turbias, de las encuestas políticas.
1.- La Metodología: Más que números. Observemos la metodología, ese velo técnico que a menudo se usa para enmascarar parcialidades. ¿Es la muestra verdaderamente representativa de la diversidad social y demográfica? Un pequeño desliz en la selección de participantes y, voilà, tenemos resultados que favorecen sutilmente a un candidato. Yo sugiero muestras entre los 400 y 600 para poblaciones pequeñas y de 800 a 100 para poblaciones medianas o grandes.
2.- Fecha de la encuesta: Un reflejo temporal, una simple foto. Las opiniones políticas son entidades volátiles. Una encuesta es un espejo de un momento específico y nada más. Aquella cifra que le grita un "ganador" desde el papel, ¿refleja el sentir actual o es solamente el pasado inmediato que ya es irrelevante?
3.- La astucia en las preguntas. Yo siempre he dicho que cada pregunta es una historia diferente para contar y sostengo que hay que desconfiar de la inocencia de estas. En una buena encuesta, generalmente las palabras son elegidas, no son al azar, porque cumplen con una precisa intencionalidad. ¿Son imparciales o astutamente diseñadas para seducirnos hacia una respuesta predeterminada?
4.- Quién mueve los hilos: El Patrocinador Oculto y el Medio de Comunicación que las publica. La objetividad es una utopía cuando los intereses políticos y económicos entran en juego. No digo que siempre suceda, pero sucede. ¿Quién financia la encuesta? y ¿por qué un medio de comunicación decide publicarla o darle difusión?
5.- La odisea que sucede desde el dato recolectado hasta cómo se grafica. Es toda una travesía donde los números se transforman, se comprimen, y a veces, se distorsionan, dando vida a gráficos que pueden ser tan engañosos como una sirena que llama a los marineros.
En un mar de cifras, porcentajes y declaraciones audaces, te sugiero que nades con precaución. Que cuestiones, que dudes, que busques más allá de la superficie y que, al final del día, permitas que tu voto sea formado por su criterio, no por la agenda escondida en una encuesta.
Aclaro: Porque me dedico al mundo de la investigación de mercado, este texto asume una postura algo cínica y aguda respecto del uso de encuestas en el marketing político, sin dejar de ser una perspectiva válida y que busca que resuene en aquellos votantes más escépticos o críticos respecto de las herramientas de medición de opinión pública. Al final tú decides, solo te sugiero que observes, reflexiones y votes, por quien se te pegue la gana, pero que votes.
El autor es Director de Testa Marketing.
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