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Chocolate

El chocolate tiene su origen en México, donde según la leyenda, el dios Quetzalcóatl regaló el árbol de cacao a los hombres. El cacao fue un alimento importante en la sociedad azteca y también se utilizó como moneda de cambio. Los indígenas descubrieron el chocolate de forma accidental.

El chocolate tiene su origen en México, donde según la leyenda, el dios Quetzalcóatl regaló el árbol de cacao a los hombres. El cacao fue un alimento importante en la sociedad azteca y también se utilizó como moneda de cambio. Los indígenas descubrieron el chocolate de forma accidental. El chocolate moderno se prepara con la fermentación de semillas de cacao, árbol nativo de la región ecuatorial. El origen botánico del chocolate es originario de la cuenca del Amazonas, en Sudamérica. Los primeros registros del cultivo de cacao se remontan a hace más de 4.000 años en lo que hoy es Ecuador, Perú y Colombia. La cultura Maya-Chinchiye ya empleaba las semillas de cacao en la alimentación hace más de 5.000 años El nombre científico del Árbol del Cacao es Theobroma Cacao, que se traduce del griego como “alimento de los dioses”. Seguro que ya entonces se dieron cuenta de todos los beneficios del chocolate negro y por eso lo llamaron así. No obstante, el origen de la palabra chocolate está en los aztecas y la bebida que preparaban mezclando las semillas de cacao secas con agua y especias. Respecto al nombre exacto de esta bebida hay varias teorías, pero todas tienen en común la palabra “atl” que significa “agua”. Una de las teorías sugiere que el origen de la palabra chocolate procede de: pocoakawa-atl que significa bebida de cacao y ceiba. Se sospecha que los españoles la pronunciarían de forma similar a “chokauatle” y de esta pronunciación derivaría la palabra actual. La palabra apareció escrita por primera vez en 1580 como “chocollatr” y diez años después ya se pronunciaba igual que en la actualidad: chocolate. La civilización actual probó el chocolate primero como una bebida amarga que proporcionaba energía y solo miles de años más tarde en la forma de un dulce sólido, cuya forma actual es más degustada y consumida en nuestros días. El chocolate se utilizaba como una bebida ceremonial en las civilizaciones Maya, Tolteca y Azteca, fueron los mayas quienes hace unos 2,000 años lo utilizaron como alimento y moneda, por lo que era un símbolo de poder y riqueza. Ellos fueron los primeros en tostar el grano y quienes desarrollaron la técnica para molerlo para obtener un polvo. Este conocimiento lo adquirieron los aztecas, al grado de exigir cacao como impuesto a los pueblos que dominaban. Su consumo gastronómico y medicinal fue exclusivo de las clases privilegiadas, pues el grano tenía un valor muy elevado como moneda. El cacao fue tan importante en la época prehispánica que existieron varios mitos y cultos divinos relacionados con él. Siempre fue una bebida ritual y no una golosina. Fue de los pocos frutos que, por sus virtudes y sabor fueron bien acogidos por los conquistadores y evangelizadores españoles, quienes hablaron de él con aprecio, los aztecas llamaron a su bebida xocoatl cuyo significado es agua amarga. En el siglo XV Cristóbal Colon lo llevo a Europa y la bebida conocida como cocoa fue mezclada con generosas cantidades de azúcar y se volvió una sensación en la corte real de España a tal grado que el Rey Fernando dio la orden que nadie hablara de la bebida y mucho menos de su forma de elaboración so pena de muerte, dicho secreto fue guardado celosamente por más de 100 años. Después apareció en Italia, Francia e Inglaterra. Fue hasta el siglo 19 que el chocolate permaneció como una bebida, en 1849, Daniel Peter de Suiza le agregó leche en polvo y azúcar al chocolate obteniendo una barra de chocolate con leche la cual hoy domina en el mundo. Hoy los dulces de chocolate solamente tienen menos del 15 % de chocolate y solamente el 20 % de leche en polvo. Es una lástima que en nuestro país las principales chocolateras tradicionalmente mexicanas hayan sido vendidas a grandes empresas extranjeras, es triste saber que los chocolates Carlos V y Abuelita ya no son mexicanos, son suizos. Independientemente de su historia, en estos tiempos de invierno se antoja un chocolate caliente con churros, sopeado con pan o lo que usted guste.

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