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Xóchitl y el voto de la clase media

Xóchitl Gálvez, candidata a la presidencia por los partidos de oposición, cerró con ímpetu su precampaña después de haber estado en una especie de bache electoral.

Benedicto  Ruíz Vargas

Xóchitl Gálvez, candidata a la presidencia por los partidos de oposición, cerró con ímpetu su precampaña después de haber estado en una especie de bache electoral. Cerró con un discurso más claro y con una serie de puntos más concretos que los que había manejado al inicio. Al parecer, al fin encontró un tono más preciso y más acorde con sus características personales.

Por el tono y sus críticas, así como por varias de sus propuestas, Xóchitl intenta dirigirse a las llamadas clases medias. En su discurso dice querer un país de clases medias. Lo cual es una apuesta que tiene sentido porque ha sido el sector más vilipendiado por el presidente López Obrador, pero también porque históricamente ha sido el que más participa electoralmente, con excepción de la elección de 2018 y las que han seguido después.

La mayoría de las teorías sobre la democracia le otorgan un lugar clave y estratégico a las clases medias, considerándolas un elemento que garantiza gobiernos estables y una ciudadanía vigilante que pide cuentas al gobierno.

Sin embargo, dependiendo de cómo se mida, la clase media es una porción de la población relativamente pequeña en países como el nuestro. Aquí lo que predomina es una mayoría que está entre la masa depauperada y un sector al que sólo le alcanza para cubrir sus necesidades básicas.

Por eso, apostar por la clase media puede ser un arma de doble filo. Por un lado es positivo porque, contrario a lo que supone López Obrador, la inmensa mayoría de la gente aspira alcanzar los niveles de la clase media o más. No hay nadie que no quiera ser de la clase media. Pero, por otro lado, en términos de votos no alcanza para ganar una elección como la de 2024.

Este es el punto. Me llama la atención cómo este tipo de debate está ausente en México en esta coyuntura. Es una desgracia. La pregunta puede formularse así: ¿quiénes votan en México o quiénes van a votar y, segundo, por quién van a votar? Hay que recordar que a partir de 2018 (quizás desde antes) apareció un nuevo tipo de votante, para decirlo de esta manera.

El votante de 2018 no había participado antes. Se mantenía en su legendaria apatía política. O quizás lo hacía localmente. Quienes votaban más desde los años 70, 80 y 90 eran justamente los sectores de las clases medias, principalmente universitarios, maestros, estudiantes, amas de casa de clase media, empleados, etcétera, que, en general, estaban en contra del régimen priista y sus políticas salariales y muchas otras.

Fue gracias a estos grupos que se puede explicar el triunfo del PAN en el 2000, y las siguientes alternancias en los estados y los municipios. Pero los grupos mayoritarios permanecían agazapados hasta, digamos, la elección presidencial de 1988 (con Cuauhtémoc Cárdenas como candidato) y la opción que empezó a representar el PRD de aquél entonces.

El triunfo del PAN en la presidencia fue desplazando de la arena electoral y política a los sectores sociales que habían encontrado una vía en el PRD. Así pasó en 1994 (con Cárdenas otra vez como candidato) y no se diga ya en la elección del 2000. Fue la etapa más fructífera de los sectores de clase media, incluso en el triunfo de Enrique Peña Nieto en 2012.

Todo lo que vino después ya lo conocemos. La cerrada disputa de la elección presidencial de 2006, de 2012 y el triunfo de 2018, mostró que los grupos mayoritarios (no la clase media) estaban de nuevo encontrando un cauce a través del liderazgo político de López Obrador y del nuevo partido Morena.

Este es el dato que hay que considerar ahora porque se olvida que en la última elección de 2018 se movilizaron 30 millones de votantes a favor del cambio de gobierno y sufragaron por Morena. Nunca había sucedido esto, con este margen, no con este nivel de movilización, no con esta fuerza para echar de palacio a los antiguos partidos.

En esa elección emergió el México relegado, maltratado e ignorado por las élites económicas y política del país, el que venía abriéndose paso desde los años 70, luchando en las calles y promoviendo reformas político electorales, formando partidos, organizando a los pueblos y participando en las elecciones locales. Luchas que se estrellaban contra la dureza del régimen.

¿Por quién van a votar estos grupos en 2024? Van a votar por Morena, no porque esté haciendo bien las cosas con sus gobiernos, sino porque ahí se sienten representados. Van a votar así para que no ganen los otros, no por lo que ha logrado Obrador. Prefieren la mediocridad y el autoritarismo de AMLO a que regresen los adversarios históricos. Esa es la cuestión.

*El autor es analista político.

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