Hay que verlo por el lado amable
“Tómalo por el lado amable”.
La llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia de México trae consigo una serie de políticas que, aunque bien intencionadas, podrían presentar un doble filo para la nación. Por un lado, la implementación de la “Austeridad Republicana” promete liberar recursos que pueden ser redirigidos a inversiones en infraestructura y programas de apoyo para las empresas. Esto, sin duda, es una noticia alentadora para el sector empresarial, que podrá ver mejoras en la infraestructura vial y de transporte, facilitando la logística y el comercio.
Además, la nueva estrategia de “Compras Públicas” que mencionó en varios de sus discursos, que prioriza la transparencia y la competencia equitativa puede nivelar el campo de juego para muchas empresas mexicanas, permitiéndoles competir en condiciones más justas. La disciplina fiscal y financiera siempre se buena pues asegura un entorno económico estable, crucial para la planificación a largo plazo de las empresas.
Ahora bien, la Simplificación y Digitalización de trámites administrativos que prometió es otra acción concreta que beneficiaría enormemente a las empresas, reduciendo la burocracia y los costos operativos. Este movimiento hacia un gobierno más ágil y menos oneroso es un paso en la dirección correcta. Asimismo, el fomento a las “MiPymes” y la mejora de la recaudación fiscal contribuirán a un entorno más justo y competitivo para todas las empresas, grandes y pequeñas aunque siempre quedará el dolor profundo que provocó su antecesor, López Obrador, eliminadno de tajo una de las instituciones más productivas para los emprededores en el mundo: el INADEM.
Sin embargo, estas acciones positivas se ven empañadas por la sombra de un gobierno que, en su afán por mantener el control, podría estar coartando libertades fundamentales. La promesa de una política de austeridad y disciplina fiscal no debe convertirse en un pretexto para centralizar el poder y reducir la participación ciudadana. Es vital que la administración de Sheinbaum mantenga un equilibrio entre el control gubernamental y la libertad empresarial, evitando caer en prácticas autoritarias que podrían ahogar la certidumbre, la innovación y el emprendimiento.
Por eso, siempre he creído que a todo nuevo gobierno debe dársele el beneficio de la duda y verlo por el lado amable. No obstante, también creo que el sector empresarial debe mantenerse vigilante, valiente y activo, colaborando con el gobierno para asegurar que las políticas implementadas realmente beneficien a todos y no solo a unos pocos, siempre con sensibilidad social pero jamás con enfoque clienterlar y electorero.
La verdadera prueba para la administración de Sheinbaum será su capacidad para mantener un entorno democrático mientras impulsa el crecimiento económico. La inclusión de las MiPymes en mercados internacionales y la inversión en infraestructura regional son pasos positivos, pero deben ser acompañados por un firme compromiso con la transparencia y la justicia para todos. Habrá que darle tiempo. Además, no tenemos opción.
- *- El autor es Director de Testa Marketing, investigación de mercados.
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