Maduro

Por el derecho a la libertad de expresión

Venezuela está enfrascada en un momento difícil, posterior a las elecciones. Cientos de miles de personas se han lanzado a la calle, en varias ocasiones, manifestándose en contra del presidente Nicolás Maduro, quién sin mostrar las pruebas lógicas, ha sido declarado presidente electo. En contrapartida, Edmundo González Urrutia, candidato de la oposición venezolana, afirma que tiene en su poder más del 80 % de las actas de la votación, y que le sería imposible a Maduro comprobar lo contrario. Sin embargo, dadas las condiciones especiales de ser él, el presidente de la nación tiene los recursos suficientes para crear un escenario triunfador y permanecer en el poder. La reacción de los venezolanos que inundaron los centros de votación, y que ahora se sienten traicionados por el gobierno en el poder, reclaman en las calles el triunfo indiscutible que le dieron a González Urrutia.

Ante la imposibilidad de poder comprobar su triunfo con documentos oficiales, Maduro optó por agandallarse, declarándose presidente electo. La reacción del pueblo es indiscutible y ahora el país está en llamas, todavía controlables, pero que pueden incrementar su potencia y poner a Venezuela en gravísimos problemas. La comunidad internacional ya reaccionó apoyando a la oposición, y otros países, de manera mesurada, están utilizando la estrategia de esperar, pero adoptan actitudes definitorias que se deberán tomar en cuenta. Entre estos países están Colombia, Brasil y México.

Mientras esto sucede con la comunidad internacional, al interior del país se ha declarado un estado de represión gubernamental, que ya tiene encarcelados a más de 2000 venezolanos, que han sido etiquetados por el régimen de Maduro como faslos cistas y traidores a la patria. Con esta actitud de bandolero, se inicia la represión indiscriminada de los ciudadanos que reclaman, el respeto a los votos emitidos en favor de la oposición. Mientras tanto, Maduro ha anunciado la construcción de dos cárceles en las que encerrará a los traidores a la patria.

Obviamente, lo que busca Maduro no es la unificación de los venezolanos, sino preservarse en el poder a costa de lo que sea. Para ello tiene conformada una intrincada red de fuerzas policiales, además de colectivos civiles a los cuales se les puede llamar, armar y enviarlos contra los manifestantes con órdenes de matar. Con estos grupos represivos más las fuerzas militares, la armada y la fuerza aérea que se han declarado públicamente a su favor, cada día que pasa, pierde apoyo en la ciudadanía. Los reportes que se han recibido en la prensa y las redes sociales, indican que, donde antes fueron bastiones en su favor, Maduro los perdió, o sufrió significativas bajas de poder en ellos.

La presión internacional por sí sola, no podrá hacer nada contra este robo descarado de los resultados de las elecciones venezolanas. Tampoco hay indicios de que estén dando señales de la posibilidad de un levantamiento armado entre la ciudadanía, pero el no presentar datos oficiales que corroboren que ganaron las elecciones, les dificulta y hace imposible legitimar su supuesto triunfo. Hasta ahora, tiene el apoyo real de las fuerzas armadas, pero le puede suceder lo que le pasó a Brasil y a la Argentina. En ambos, el ejército apoyó a la dictadura, pero cuando vieron que no podrían sostenerse, decidieron cambiar de bando y apoyar a las fuerzas del pueblo. Si las fuerzas armadas venezolanas cambiaran de bando, Maduro estaría en problemas y tendría que abandonar el barco. Además, tendría que optar por el asilo, pues no podría vivir en calma en un país que tiene a tantas decenas de miles de familias, viviendo en el extranjero como refugiados, como migrantes sin documentos y buscando asilo en los Estados Unidos y en México, si no son aceptados en dicho país. Maduro está en aprietos y no tiene seguro nada. Se le puede voltear la tortilla. Vale.

* El autor es licenciado en Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC.