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Menos agua del Colorado y nosotros sin desalar

“El egoísmo que genera el sistema hace que los gobernantes antepongan su éxito personal a su responsabilidad social.” Erich Fromm

Ignacio  Calderón Tena

El 15 de agosto pasado, el gobierno norteamericano anunció recortes de agua del Río Colorado, en virtud de que ha bajado considerablemente su caudal, cuestión que afectará a los más de 40 millones de personas, en ambos lados de la frontera, que dependemos de este río para nuestras actividades diarias.

Este río, tiene una longitud de 2,334 kilómetros y abastece a siete estados en USA, irrigando también millones de hectáreas agrícolas, además de que a su paso también produce energía hidroeléctrica.

Históricamente, el Río Colorado transportaba gran cantidad de agua, al grado de que en temporadas se inundaba la famosa laguna salada que se encuentra en las cercanías de Mexicali, lo cual dejó de ocurrir a mediados de los años 1980.

A principios del siglo XX el Río Colorado transportaba 22 mil millones de metros cúbicos, pero se fue reduciendo paulatinamente, estableciéndose en el Tratado con México de 1944, que dispondríamos de 1,850 millones de metros cúbicos, aunque de bajar más su caudal, esa cantidad se reduciría.

Adicionalmente, desde el 2016 la CONAGUA confirmó que nos encontrábamos en frente a un problema de escasez “entre severa y extrema”, estimado que el 98 por ciento del territorio de Baja California padecía de algún grado de sequía, de acuerdo con datos de la Secreconstruir taría de Fomento Agropecuario y no hicimos nada.

Durante el gobierno de Francisco Vega, dio inicio a la construcción de una planta desaladora en Rosarito, la cual se estimaba concluir en el 2024, con una capacidad de tratamiento de 4.4 metros cúbicos por segundo. Dicho proyecto incluiría un acueducto de 29 kilómetros desde la planta desalinizadora hasta los tanques de almacenamiento de la CESPT. Jaime Bonilla decidió detener la construcción por lo que el gobierno enfrenta una demanda millonaria, a pesar de la gran necesidad de agua que tenemos y poco estamos haciendo al respecto.

A nivel mundial, los tres principales países que tratan el agua del mar son Arabia Saudita, con el 17% de la producción mundial, Emiratos Árabes Unidos con un 13,4% y los Estados Unidos con 13%. Por ejemplo, Dubai abastece más del 98% de su suministro de agua potable a partir de la desalación.

La planta desaladora más grande del mundo, se encuentra en Tel Aviv, en Israel y tiene una capacidad de tratamiento de agua de 624,000 m³/día. De esta cifra, 540,000 m³/día se utilizan para dar servicio al sistema de distribución de agua de Israel.

Según el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, dependiente de la SEMARNAT, existen en México 320 sitios donde están instaladas desaladoras, y en éstas hay 435 plantas, las cuales se encuentran en Quintana Roo, con 124 unidades; le sigue Baja California Sur, con 71. Este último cuenta con la planta municipal más grande del país, en los Cabos, que produce 200 L/s de agua potable (17,280 m3/d) y abastece a una parte de Cabo San Lucas. Es una concesión por 20 años a una empresa española, y el costo por m3 actualmente está alrededor de los diez pesos con cincuenta centavos.

Porque, si tenemos el mar a un paso, no hemos hecho algo por lograr nuestra autosuficiencia en la materia, sin tener que depender del Río Colorado y de la buena voluntad de los vecinos.

*- El autor es asesor empresarial en cabildeo.

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