¿Será cierto?

En un artículo reciente escrito por la CEO de una empresa de software norteamericana, Eileen Carey, comentaba que al inicio de su empresa las redes sociales fueron de gran ayuda. Los contactos obtenidos gracias a las relaciones en Twitter, a la comunidad de Instagram, y a las conexiones de Facebook fueron vitales para conseguir colaboradores y ventas, sin duda.

Sin embargo, llegó un momento en que el crecimiento del negocio exigía una mayor atención de su parte, confiesa Eileen, y se dió cuenta de que no era posible seguir con este ritmo de inmersión en redes sociales.

Toma entonces una decisión: cancela su cuenta de todas las plataformas, y se queda únicamente con Snapchat, para tener contacto primordialmente con su familia, seres queridos y amigos cercanos por este medio.

¿QUÉ OCURRE?

Entonces Eileen comenta lo que ocurre con su vida: para empezar al tener más tiempo, tiene oportunidad de pensar más y tener una mayor planeación estratégica de la empresa, con los beneficios que ello comporta. Aquí vale la pena recordar que está es la principal función de un director o dueño de negocio u organización: visualizar el futuro, para que la institución permanezca.

Pero lo más impactante aclara CaSer fue en su vida personal: tuvo la oportunidad de invertir más tiempo en las personas que estaban enfrente de ella, sus familiares y amigos más cercanos. Al no estar en Facebook, los contactos se mantuvieron más con llamadas telefónicas y con asuntos reales de los mismos: está más cerca de la gente que le interesa estar cerca.

La experiencia de convertirse en una persona más sociable a raíz de reducir o eliminar redes sociales no es exclusiva de Carey. Hay un reciente estudio realizado en Dinamarca, en el cual le solicitaron a poco más de mil usuarios de Facebook dejar de usarlo durante una semana. Los resultados del experimento: los usuarios se sintieron menos estresados y más felices, conviviendo más con las personas cercanas, y disfrutando más de la vida en esa semana.

UNA SUGERENCIA PRÁCTICA

Terminamos con una sugerencia práctica, pregúntate en qué te enfocas, ya que esto te provocará sentimientos; te enfocas en lo que tienes o en lo que te falta, en las bendiciones que has recibido o en las escaso que andas en algo. La razón de la importancia del enfoque radica en que

los sentimientos provocan emociones, las emociones acciones, y las acciones los resultados que tienes. Si éstos andan mal es causado por tu enfoque, ¿como ves, te late estimado lector? ¡Feliz domingo!

El autor es socio del Despacho Asesores Ballesteros.