1974: una tragedia fronteriza olvidada - Primera parte
Amanecía aquel martes 15 de enero de 1974.
Amanecía aquel martes 15 de enero de 1974. Un camión que transportaba jornaleros agrícolas iba a alta velocidad y en una curva cerrada de la carretera, cerca de Blythe, derrapó sin control y se precipitó por un terraplén, estrellándose contra el fondo de la zanja. Debido al fuerte impacto, muchos de los pasajeros fueron lanzados hacia la parte frontal del camión, que pronto se hundió en las aguas de un canal de riego del río Colorado, cuya profundidad era de casi siete metros. Los trabajadores eran tanto residentes de Mexicali como de Caléxico, que habían salido de esta última población fronteriza en un viaje de dos horas. En el accidente murieron diecinueve de ellos, algunos por politraumatismos, pero la mayoría por ahogamiento. En el camión iban 47 trabajadores, muchos de los cuales no murieron, pero quedaron con heridas de consideración que implicaron su hospitalización por semanas o meses.
Al saberse de la tragedia, la Unión de Campesinos, la famosa organización sindiLa de trabajadores agrícolas (sus siglas en inglés son: UFW, la United Farm Workers), fundada por los líderes César Chávez y Dolores Huerta en 1962, tomó cartas en el asunto. Para el sábado 19 de enero de 1974 se llevaron a cabo los servicios conmemorativos, encabezados por el propio César Chávez. De los 19 muertos, 15 de ellos fueron transportados a Mexicali, la ciudad mexicana donde residían. Según el Calexico Chronicle del 24 de ese mes de enero, Mexicali y Calexico estuvieron de luto por tan grande tragedia, que golpeaba al sector de los trabajadores que mantenían la producción agrícola del sur de California.
Entre las víctimas fatales, el periódico fronterizo enumeraba tanto los nombres de las mismas como sus domicilios, información proporcionada por Francisco Médano, encargado de la oficina del Consulado de México en Caléxico: “Pablo Arellanes Navarro de Caléxico, quien fuera el conductor del camión; Teódulo Gilberto Cabrera, 43, Ejido No.2, Campos Nuevos. Mexicali;
Julio Ramírez Fernández; Santos Morales Gaytán, 67. Harding St., San Fernando, California; Pablo Tangunia, Hotel Camino Real, Caléxico; Ángela Verdugo, Av. Sinaloa #639, Colonia Pueblo Nuevo, Mexicali; Librado Cárdenas Zazueta, Av. San Luis #1700, Colonia Pueblo Nuevo, Mexicali; José Anguiano. Ejido Coahuila, Callejón Insurgentes #107, Mexicali; Manuel Mendoza Covarrubias. 42, Callejón Zaragoza #1125, Mexicali; Javier Mendoza Villa, 16, hijo de Manuel Mendoza; Villa Guadalupe Mendoza, 17, hija de Manuel Mendoza; Lucía Mendoza Villa, 18, hija de Manuel Mendoza; Pablo Ramírez Torres, #231 Avenida Paulin, Caléxico; Francisco Núñez Castillo, 33, Av. San Valentín #1947, Colonia Mexicali; Juan Manríquez Pérez, 26, que no ha sido identificado por sus familiares; Manuel Torres Reyna, Ave. Cucapah #2501 Colonia Baja California; Juan Castro Hurtado, Avenida Guanajuato #1421, Colonia Pueblo Nuevo, Mexicali; Gregorio Pérez Pérez, Avenida Chihuahua #394, Colonia Esperanza, Mexicali; Carlos Olguín López, 54, Avenida Durango #1857, Colonia Pueblo Nuevo, Mexicali”. Según el Chronicle, de los 28 pasajeros restantes, “todos sufrieron algún grado de lesión. Jesús González se encuentra en estado crítico en el Hospital San Bernardino. La compañía de seguros ha autorizado el tratamiento de los heridos, los que buscan curación en Caléxico han sido dirigidos a la oficina del Dr. Álvarez, y los de Mexicali al Dr. Ontiveros”.
Entre los lesionados se encontraban muchos otros jornaleros mexicalenses, que acabaron hospitalizados en los hospitales públicos del otro lado por las heridas recibidas, como fue el caso de Joaquín Morales, Marco Antonio Jiménez, Santos Jiménez, Isidro Lozano, Mario Caldera, Roberto González, Victoria Solorio Ochoa, Socorro Jácquez, Antonio Robles. Pedro Melgarejo. Eusebio Rodríguez, Simón Talavera, Mauricio Villareal. Gobea Rodríguez, Salvador Moreno. Andrés Fierro. Luis Ramírez López, Sonia Niebla, Carmen Valdez Mata, Blas Amaya Carreón, entre muchos otros.
Esta tragedia ha sido olvidada en nuestra región, quizás porque no involucró personajes de la política y el empresariado fronterizo, ni contó con celebridades. Tal vez porque las vidas de unos trabajadores del campo no se les vio como lo que era: una pérdida humana considerable para los jornaleros que residían en la capital del estado, pero que, para sobrevivir en el contexto laboral de aquellos tiempos, debían cruzar al otro lado para volver con el verde relámpago de los dólares. Su muerte masiva ya cumple más de cincuenta años y aún no se les rememora como parte del coste humano de vivir en la frontera. Pero eso no fue todo. Porque en aquella época, los trabajadores eran gente de armas tomar. La muerte colectiva pronto se volvió demanda social.
*El autor es escritor, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua
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