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Hace algunos días Joe Biden autorizó al gobierno de Ucrania a utilizar sus cohetes de largo alcance, para atacar a Rusia, abriendo una nueva grieta por la cual engrandecer el terror armamentista, y sumar miles de bajas de ambos lados.

José Roberto  Vázquez

Por el derecho a la libertad de expresión.

Hace algunos días Joe Biden autorizó al gobierno de Ucrania a utilizar sus cohetes de largo alcance, para atacar a Rusia, abriendo una nueva grieta por la cual engrandecer el terror armamentista, y sumar miles de bajas de ambos lados. A esta medida se le ha definido como un escollo para Donald Trump en su nueva administración. La posibilidad de ampliar el uso de armamento drásticamente efectivo se había mantenido cerrado, para todas las naciones, lo que convertía a los países en guerra, en menos letales y con menos riesgos para el crecimiento de las acciones armadas. Al abrirse esta posibilidad para un pequeño país como Ucrania, se da un paso franco para el uso de armas más sofisticadas y letales, por las grandes potencias armamentistas. Las naciones poderosas dedican una parte importante de sus presupuestos a la guerra, y refuerzan el renglón de creación de armas más letales. Naciones como Rusia, China, Corea del Norte, Estados Unidos, India y otros más, ven con ansias y desesperación, la posibilidad de utilizar esas armas, ahora que ya se abrió esta rendija, para crear un socavón.

Algunos países se Europa ya comenzaron programas sociales que tienden a proveer de información sobre la guerra a sus ciudadanos. La tendencia a crear grupos de países aliados, para enfrentar los fuertes embates de una ofensiva, especialmente si se da la Cuarta Guerra Mundial, ya comenzaron. En la conflagración de Rusia contra Ucrania, ya están combatiendo soldados de Corea del Norte con los rusos. El presidente de Corea del Norte Kim Jong-ung, ya tiene tiempo experimentando y amenazando con cotivos, hetes de largo alcance, y se lleva tronando los dedos deseando poder utilizarlos contra la población de otros países, como sería Corea del Sur. La Guerra de Israel contra Gaza, ya está sumando a Irak, y es cuestión de tiempo para que se arme un bloque en el Medio Oriente que avive la llama de la guerra internacional. Los Estados Unidos apoyan a Israel al que consideran su aliado, pero en una situación de conflagración múltiple, se pueden esperar muchos movimientos sorpresivos, máxime si se están definiendo las posiciones y dependiendo contra quién se va dando el resultado negativo. Un asunto que no se debe dejar desapercibido es que, en las anteriores guerras mundiales, los enfrentamientos han sido en los otros continentes, sin que se haya tocado a nuestra América. Pero ahora son otras las condiciones y el alcance de las armas es diferente. Existe mucho odio y rencor contra USA, por lo que se puede esperar que nos lleguen ataques hasta nuestras casas. Las ciudades de San Diego y San Clemente, son objetivos militares atractivos para posibles eventos nucleares, por lo que los efectos de esos explosivos nos van a afectar de manera indirecta, pero con intensidad. Tijuana, Tecate, Mexicali y Ensenada están muy próximos a estas dos ciudades californianas, por lo que ya deberían comenzar, nuestras autoridades, a prepararse para sucesos de alta mortandad y destrucción.

Mientras eso sucede en el nivel internacional, nosotros estamos por comenzar una etapa muy difícil, cuando Trump inicie la aprehensión y expulsión de los ciudadanos sin documentos legales viviendo y trabajando en los Estados Unidos. Hasta ahora, las deportaciones efectuadas se conformaron de ciudadanos de diversas nacionalidades, especialmente de personas de habla hispana, que son enviados a nuestro país, sin que sean mexicanos. Por lo que ya debería el Gobierno Mexicano, estar definiendo una estrategia para atender las necesidades de quienes, en una total miseria y desamparo, van a llegar a vivir con nosotros. Tendremos que brindarles servicios de alimentación, salud, vivienda, empleo, diversión, etcétera. El crecimiento artificial de la población fronteriza en Baja California nos meterá en serios problemas. ¿Qué más podemos esperar, si agregamos esto, a un conflicto bélico internacional? Vale.

* El autor es licenciado en Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC.

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