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El foco de control interno…o externo

“Toda la vida es un experimento. Los más experimentos que tú haces mejor” Ralph Waldo Emerson.

Octavio  Ballesteros

En una reciente charla de Emilio Duró, empresario y profesor español, comentaba que eres lo que hablas, y de tener mucho cuidado de no mencionar las cosas que no te interesa que sucedan. Y enfatizaba que cuando sucedan cosas adversas recordar que uno no es culpable de que ocurran pero si es responsable de cómo responde a ello.

QUÉ OCURRE

La palabra responsabilidad significa responder con habilidad, y generalmente al grueso de la población no les gusta esta palabra porque implica compromiso. Tenemos el ejemplo del niño, que tiene a sus padres como foco de control externo: si necesita comida, ropa, sustento, educación, es obvio qué sus padres se lo proveerán, por lo tanto está consciente de que su vida depende de sus progenitores. Más adelante en la escuela si tienes malas calificaciones la culpa la tiene el maestro, que se convierte en su foco de control externo académico. También lo vemos ya a nivel adulto cuando una persona no tiene los resultados deseados la culpa la tienen otros, y siguen sin darse cuenta de que la responsabilidad es de ellos mismos, de que su foco de control debe ser interno no externo.

Es por ello que se calcula que el 82% de los adultos damos un salto para enfrente para terminar cayendo en el valle de las excusas: mis padres, el gobierno, la economía, el mercado tiene la culpa de que no logre lo que me interesa; también se la pasan comentando sus desgracias en lugar de pensar cómo cambiar.

POR QUÉ ACTUAMOS ASÍ…

Comenta Emilio que muy probable esto ocurra porque la mente está programada para sobrevivir primordialmente, y una manera de hacerlo es manteniéndote inmóvil, estático. Ejemplo: ves un oso y lo que haces es no moverte, de preferencia que no te vea… pero esto ya no aplica hoy en la vida, lo que tenemos que hacer es dejar de fijarnos en lo que no tenemos y dar gracias por todas las bendiciones que hemos recibido. ¿Y qué se logra con esto? Una gestión mucho mejor de las emociones, y cuando nuestras emociones son positivas nos ayudan para implementar mejores acciones y soluciones a obstáculos enfrentadas.

Te pongo un ejemplo de golf: cuando vayas a realizar un tiro fíjate donde quieres poner la bola, y en lugar de hacer esto te fijas en el lago que está a un costado o en el bosque que está al otro lado. La mente está pendiente de lo malo, y eso hay que manejarlo “forzando” a lo positivo.

Aquí entra un aspecto crucial: el estudio. Si como personas racionales no procuramos seguir estudiando de nuestro aspecto profesional o de nuestro desarrollo como individuos, es muy probable que en muy poco tiempo estemos obsoletos, con unos resultados ídem. A manera de conclusión muy sucinta, mientras el foco de control sea el interno, o sea actuar con responsabilidad, será proporcional a los resultados que deseemos obtener.

Estimado lector, ¿cómo anda tu foco de control? ¡Feliz domingo!

*- El autor es socio del Despacho Asesores Ballesteros

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