El Organismo Empresarial ideal
“El emprendedor mexicano no necesita organismos empresariales decorativos ni liderazgos al vapor”.
“El emprendedor mexicano no necesita organismos empresariales decorativos ni liderazgos al vapor”.
La crisis es evidente. Los organismos empresariales, antes bastiones de valentía y liderazgo, hoy se hunden en un pantano de viejas prácticas, liderazgos hechizos y causas que no representan las necesidades del emprendedor actual. Muchos se han convertido en clubes de amigos desconectados de la realidad, donde las prioridades son mantener vigencia pública, privilegios mediáticos o acercarse al gobierno. Mientras tanto, sus asociados enfrentan desafíos inéditos: mercados globalizados, rezago tecnológico, incertidumbre económica, abusos del gobierno, inseguridad, entre otros.
El problema no es la falta de participación de los emprendedores, sino la ausencia de organismos empresariales con una propuesta de valor realmente útil, que dejen de ser el eco de los intereses de unos pocos y se conviertan en un aliado estratégico de su respectivo ecosistema emprendedor.
No pretendo recetar una fórmula, pero más de 20 años participando en el sector privado me da un panorama amplio sobre los retos que deberían asumir muchos de estos organismos tan necesarios en el juego de los contrapesos sociales y estos son los siete temas ideales que considero deben empezar a abrazar con rapidez:
1. Educar financieramente: Crear campañas que empoderen a los emprendedores con conocimiento sobre créditos, herramientas digitales y estrategias de crecimiento.
2. Garantizar financiamiento justo: Presionar a la banca para crear esquemas de crédito accesibles con tasas competitivas y condiciones adaptadas a las pequeñas empresas.
3. Crear espacios de vinculación: Organizar ferias, eventos y mesas de negocio que conecten a emprendedores con grandes empresas y tomadores de decisiones.
4. Promover la tecnología: Impulsar la adopción de herramientas digitales e inteligencia artificial en empresas, considerando que estas pueden aumentar la facturación en un 67%.
5. Capacitar para la competitividad: Colaborar con universidades y centros de innovación para ofrecer formación en habilidades empresariales y tecnológicas adaptadas a las nuevas demandas del mercado.
6. Simplificar trámites: Exigir una reforma que reduzca la burocracia para la creación y operación de empresas, priorizando procesos digitales y ágiles.
7. Fortalecer redes de apoyo: Rediseñar las asociaciones empresariales para que ofrezcan mentorías, asesorías y herramientas prácticas que resuelvan problemas reales.
El emprendedor mexicano no necesita organismos empresariales decorativos ni liderazgos al vapor. Requiere organismos que sean su voz y brazo, que resuelvan problemas concretos y abran camino para que el talento y la innovación brillen. Si los actuales organismos no están a la altura de este reto, su lugar será tomado por iniciativas más ágiles, menos protocolarias, con liderazgos cercanos y alineados todos con la nueva realidad.
Es hora de sacudir al asociacionismo empresarial y construir desde cero al organismo empresarial ideal. No es un lujo, es una necesidad porque el emprendimiento no espera, y México tampoco.
*- El autor es Director de Testa Marketing, investigación de mercados.
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