Bátiz por siempre
“Dime si te acuerdas de mi…” así empieza una canción del maestro Javier Bátiz, grabada en 1994 y junto con otros temas como “Hombre Solitario”, “Noche Triste”, “Nada Nuevo” o “Lobo Herido”, me hizo recordarlo tras 8 días de su muerte.
“Dime si te acuerdas de mi…” así empieza una canción del maestro Javier Bátiz, grabada en 1994 y junto con otros temas como “Hombre Solitario”, “Noche Triste”, “Nada Nuevo” o “Lobo Herido”, me hizo recordarlo tras 8 días de su muerte.
No me puedo acordar cómo conocí a Javier Bátiz, lo que si se es que lo conocí en Tijuana y nos llegamos a frecuentar, pero cuando más convivimos fue cuando yo trabajaba como gerente del bar Río Rita de la avenida Revolución y formé parte de la organización de un concierto que dio Javier Bátiz en el Beer Garden del Río Rita, que era un espacio en el cual se hacía infinidad de actividades culturales y artísticas.
El concierto lo tituló “Back to the Roots”, tal vez porque volvía a la avenida Revolución donde inició sus tocadas hace décadas, el caso es que aceptó tocar y se empezó a organizar, recuerdo que Clayton, un gran músico tijuanense, lo acompañó en el bajo, por cierto le mando saludos.
El Beer Garden del Río Rita estaba en el sótano y yo bajaba a disfrutar de los ensayos, descubrí a un Javier Bátiz con sus lentes oscuros y unos dedos que recorrían el los trastes de su guitarra eléctrica, iban y venían por el brazo de la guitarra con una sonrisa que me llamó la atención, porque comprendía que estaba disfrutando tocar, era una satisfacción que se le veía en el rostro por el placer que mostraba al ejecutar una pieza.
Cuando sacaba esos sonidos de rock o blues hasta nos unimos en ese gozo por la música y por supuesto que contagiaba a todos los músicos que lo acompañaban. También pude conocer a su hermana Baby Bátiz, esa voz especial que junto con Javier hacían una hermosa ejecución.
“Back to the Roots”, también unió a la familia Bátiz, ahí estaba mi amiga Kiuri, quien por cierto tenía una columna en un diario tijuanense y en varias ocasiones fui motivo de un comentario, siempre positivo quiero recalcar, también una chica que estimo, Gabriela Colina Bátiz, por cierto formó parte del coro de Javier Bátiz.
Siempre que conversábamos Javier y un servidor le decía que Carlos Santana no había sido su alumno y que él había aprendido en los Estados Unidos, claro que la discusión se prendía pero era siempre en todo de broma. Un día, estaba yo en las oficinas del Río Rita, hay que describirles que el Río Rita tenía una tienda de curiosidades a nivel de calle, al fondo un restaurante, abajo en los sótanos los bares y sobre el restaurante las oficinas, entonces retomando, llega Javier Bátiz buscándome por la tienda de curiosidades y me grita “Cosme Baja, te tengo una sorpresa”. Así lo hice, bajé y lo acompañé hasta la calle, entonces me dice: “Te presento a Carlos Santana”. Efectivamente era Carlos Santana en persona.
Una vez que me lo presentó nos bajamos a tomar una bebida al bar, ahí estuvimos más de una hora platicando con Carlos Santana, no lo podía creer, pero así fue, incluso pude preguntarle si realmente Javier le había enseñado y lo confirmó, nunca olvidaré el detalle de Javier Bátiz de haberme presentado a Carlos Santana. A veces comentaba esta anécdota a quienes me conocían.
La última vez que lo vi y escuché fue en una casa en San Marcos en Mexicali, su querida Claudia Madrid tocó la batería y otro amigo el bajo, volvía a ver esa sonrisa en su rostro, los lentes oscuros y esos dedos que se deslizaban por el diapasón arrancando sonidos extraordinarios. No se fue a Estados Unidos como Carlos Santana se fue a la Ciudad de México, así lo dice su canción “México”. Le mando un fuerte abrazo a Claudia Madrid su compañera de vida y también a su familia, en paz descanse Javier Bátiz. (Feliz Navidad a mis lectores y lectoras).
*El autor es periodista independiente.
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