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El ‘humanismo mexicano’ se empieza a derrumbar

La presidenta Sheinbaum está haciendo malabares para sostener un castillo que se está derrumbando. Es el castillo de naipes que su antecesor López Obrador bautizó como “humanismo mexicano”.

Carlos Loret de Mola

La presidenta Sheinbaum está haciendo malabares para sostener un castillo que se está derrumbando. Es el castillo de naipes que su antecesor López Obrador bautizó como “humanismo mexicano”. Un supuesto modelo económico creado por él, un dizque nuevo paradigma financiero, que en realidad consiste en repartir masivamente programas sociales, gastar carretadas el dinero en obras vistosas, pero inútiles… y contraer deuda para financiar todo ello.

AMLO dejó a Sheinbaum un castillo resquebrajándose y la presidenta está tratando de salvar lo que se pueda, sin confrontar con el líder.

Frente a nuestros ojos, en las últimas semanas, muchos mantras de ese “humanismo mexicano” se han ido derrumbando. Conforme avance 2025 iremos viendo que se derrumben más y más.

Enlisto lo que se cayó nada más en estos días de fiestas decembrinas. Birmex admitió que no pudo hacer la magna compra de medicinas con la que se pretendía solucionar el desabasto. Mexicana de Aviación anunció que suspende 8 de sus 18 rutas porque no es rentable. Dos Bocas, que apenas procesaba sus primeros barriles, reportó que cayó 84% su producción de gasolina. Al Tren Maya, para tratar de que pierda menos dinero, lo quieren hacer un tren de carga. Todo, mientras el AIFA sigue semivacío, la Megafarmacia no forma parte de la estrategia de Salud del nuevo gobierno y de Gas Bienestar ya ni siquiera se habla.

El “abrazos no balazos” ya no existe y eso de que “México no produce fentanilo” se desmintió cuando la Marina incautó 1 tonelada en Sinaloa, al grado que el debate navideño alentado por el propio gobierno no versa sobre si México produce fentanilo, sino sobre qué equipo industrial se necesita para producirlo: el de una cocina casera o el de una planta nuclear.

Otro mantra del “humanismo mexicano” dice que se logra crecimiento económico sin aumentar la deuda. El propio gobierno entrante reconoció que, durante 2024, AMLO endeudó al país a un ritmo de 6 mil millones de pesos diarios. 2 billones de pesos en sus últimos 10 meses. Y para 2025, el presupuesto dice que seguirá aumentando la deuda: 1.6 billones más. Pero al mismo tiempo, fue el sexenio con el peor crecimiento económico de los últimos 30 años. El “humanismo mexicano” dice que acabar con la corrupción dispara el crecimiento económico. Está claro por qué no se disparó el crecimiento: Andy ya es hasta dueño de un partido político.

El “humanismo mexicano” considera que la cotización del dólar es un síntoma de la salud de la economía. Desde que Sheinbaum ganó las elecciones, el dólar ha subido 4 pesos, una “devaluación” de 25%. Durante ese mismo lapso, la Bolsa Mexicana de Valores se ha desplomado 15%.

El “humanismo mexicano” dice que el precio de la gasolina es más barato en México que en Estados Unidos. Falso. Lleva años siendo sustancialmente más barato en nuestro vecino del norte.

El fracaso del “humanismo mexicano” representa un desafío político para la presidenta. No tiene presupuesto suficiente para sostenerlo ni puede contradecirlo en el discurso para no pelearse con el líder. Entonces tiene que irlo desmontando en secreto, descafeinándolo, quitándole las aristas más tóxicas, tratando de componer lo que se pueda, sosteniendo lo que sea posible y, ante todo, protegiendo lo que resulta electoralmente más rentable: los programas sociales, que son el pilar de la supervivencia política del régimen.

*- El autor es periodista y conductor de radio, televisión y medios digitales.

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