Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas /

Anomia

“Una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa.” Montesquieu

Ignacio  Calderón Tena

A raíz del resultado abrumador obtenido por el partido gobernante en los pasados comicios de 2024 y de la obtención de la mayoría calificada en ambas cámaras, así como en la mayoría de los congresos locales, este concepto vuelve a tener una gran importancia en nuestra sociedad, sobre todo cuando el Estado de Derecho se convierte en un frágil y volátil papel que en manos del grupo dominante, puede causar graves estragos en cualquier sistema democrático.

La anomia es un concepto que se refiere a la inobservancia de la ley. La palabra proviene del griego (a: «ausencia de» y nómos «ley, orden») y hace referencia a actitudes de irrespeto a la ley por grupos sociales. Carlos Santiago Nino, en su libro titulado “Un país al margen de la ley” (Argentina, 1992), señala una serie de conductas que configuran un conjunto social anómico, resaltando la forma como se evaden ciertas obligaciones, como el pago de impuestos, la destrucción del medio ambiente, la corrupción, etc. Testimonios todos de una sociedad abrazada a la ilegalidad entendida como falta de respeto a las normas.

La anomia, permea en los grupos sociales buscando la no aplicación de la ley en todos los integrantes del grupo social, por ello es muy importante no mandar el mensaje equivocado en el sentido de que la autoridad no quiere o no puede aplicar la ley en determinados casos, pues inmediatamente se genera ese desinterés por su cumplimiento.

El sociólogo Robert K. Merton, expresó que la anomia es sinónimo de falta de leyes y control en una sociedad y su resultado es una gran insatisfacción por la ausencia de límites en cuanto a lo que se puede desear.

En el caso de nuestro País y después de que se ha aprobado una reforma integral al Poder Judicial y que sus integrantes han apelado al juicio de amparo para evitar su aplicación, ha surgido el desinterés de los poderes ejecutivo y legislativo, de acatar la ley, argumentando que al tener las mayorías suficientes para modificar la constitución, también las tienen para no observar los amparos promovidos por particulares en contra de esa reforma.

Frente a esta nueva realidad, surge la imperiosa necesidad de que los titulares de los 3 poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), observen la ley, la apliquen y promuevan el respeto al orden jurídico, pues de lo contrario, la famosa anomia será un elemento más de una administración que llegó con un gran respaldo social, pero que de estado de derecho poco o nada conoce, siendo que éste es el que debe regir en toda sociedad, independientemente de si se cuenta con mayorías calificadas o no. Aquí si se aplica a contrario sensu lo que el anterior presidente decía y se quejaba: “La ley es la Ley”.

Si se pierde el respeto a la ley, bajo el argumento de que en cualquier momento se puede cambiar, una sociedad puede llegar a los absurdos de cambiar de la noche a la mañana la forma de gobierno por una monarquía o la ampliación de los periodos constitucionales de sus mandatarios o lo que sea. Por lo pronto parece que la anomia se está convirtiendo en un sentimiento común en nuestras autoridades.

*- El autor es asesor empresarial en cabildeo

Sigue nuestro canal de WhatsApp

Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí