Cuento de hadas americano Anora
Dir. Sean Baker
La descripción más perezosa de la reciente obra de Sean Baker (ganadora de la palma de oro en Cannes) es “Mujer Bonita versión para adultos”. La realidad es que donde termina Mujer Bonita (1990) apenasestá por iniciar Anora.
De la colección de trabajadores sexuales de Sean Baker (Tangerine, Red Rocket), Anora es sin duda la más carismática y encantadora. Mikey Madison, que previamente parecía estarse especializando en personajes de asesinas (Erase una vez en Hollywood, Scream) le da vida a la joven bailarina exótica que prefiere ser llamada Ani. Una noche en el club neoyorkino donde trabaja, le solicitan que atienda a unos adinerados clientes rusos, por su facilidad con el idioma. Así, conoce a Vanya, el joven hijo de un oligarca
ruso. El despreocupado e irresponsable cuasi adolescente inmediatamente se entusiasma con Anora y le pide lo acompañe durante una semana, como su novia. La cuota negociada es de quince mil dólares.
Después de varios días de juerga en Las Vegas y bajo la euforia del alcohol, las drogas y el sexo, Vanya le propone matrimonio a Anora para poder convertirse en residente Estadounidense y zafarse de sus padres. El sueño Cenicientero de Anora se hace realidad. O eso parecería. Aquí acaba el primer acto de la cinta.
A través de los empleados que cuidan de Vanya, sus padres se han enterado de su matrimonio con una “prostituta” y están en camino, en jet privado, desde Rusia, para anular el matrimonio. Este suceso desata una serie de eventos hilarantemente absurdos, empezando con la fuga de Vanya de su mansión y una prolongada secuencia del altercado entre Anora y los esbirros de los padres de Vanya, que parece salida de la mejor comedia de enredos, con todo y exagerada, excelentemente coreografiada, comedia física incluida.
Sean Baker hace un verdadero acto de magia cinematográfica, logrando que todo parezca fácil, como si se tratara de un documental en el que está capturando hechos que suceden en tiempo real, su cámara en constante movimiento se desplaza de un lado a otro, fotografiando todo en luz que perfectamente replica al más fiel naturalismo. Filmada en 35mm la cinta tiene también una apariencia y técnica que oscila entre el cine directo documental y el cine del nuevo Hollywood de los setenta, con realismo neoyorkino que recuerda a Taxi Driver y Midnight Cowboy. La amalgama de todo lo anterior resulta en un cuento de hadas cinema verité, donde las excelentes actuaciones de todos los involucrados son la cereza del pastel.
Controlando perfectamente cada aspecto de la producción, Baker cuida a sus personajes, retratándolos, como suele hacer, como un reflejo social, en este caso un contraste de clases y mundos. Por un lado está el mundo Anora, una realidad trabajadora predilecta de Baker, por el otro, la burbuja de cristal de Vanya, un “niño” viviendo irresponsablemente con recursos ilimitados.
El motor de la narrativa es el punto donde estos dos mundos se encuentran para ejercer un cambio radical en sus vidas. Si tan sólo… Más que en cualquiera de sus trabajos anteriores, Baker crea una comedia brillante a la altura de Preston Sturges o Biliy Wilder, con momentos álgidos tan descacharrantes que bien podrían haber salido de algo de John Waters.
Conforme se desarrolla la trama es como si la cinta se transformara constantemente, del aparente cuento de hadas de comedia romántica, a comedia de enredos, a búsqueda frenética, al final más inesperadamente devastador imaginable.
Al centro de todo siempre está Mikey Madison con una de las mejores interpretaciones del año, materializando a la entrañable Anora que desde el primer momento nos pone de su lado, aunada a la maestría de Baker el resultado es una de las mejores películas del 2024. Imperdible.
Sigue nuestro canal de WhatsApp
Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí