Ni se preocupan
Debe haber tenido unos cinco años o menos, cuando en un mediodía de compras familiares en la Tienda Dorians en Tijuana, de repente nos damos cuenta de que el más pequeño de nuestros hijos no estaba a nuestro lado.
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Debe haber tenido unos cinco años o menos, cuando en un mediodía de compras familiares en la Tienda Dorians en Tijuana, de repente nos damos cuenta de que el más pequeño de nuestros hijos no estaba a nuestro lado. Inmediatamente nos organizamos y comenzamos a buscarlo gritando su nombre fuerte y avanzando en diferentes direcciones, para tratar de ubicarlo. Los tendederos de ropa por todos lados nos impedían verlo y, el tamaño de estas cubría nuestra visión completamente. La gente de manera solidaria miraba en todas direcciones preguntando cómo andaba vestido. La presión por encontrarlo me obligó a pensar en el factor tiempo y, después, en los obstáculos que se presentaban, por consiguiente, me puse en cuclillas y miré por debajo de la ropa y lo ubiqué. Afortunadamente, tuve ese alcance y me salvé de perderlo tal vez para siempre.
Esos momentos de incertidumbre que vivimos mi esposa y yo, nos llevaron a pensar en lo peor. Que nuestro hijo anduviera en espacios peligrosos dentro de la tienda, y sufriera un accidente grave; que rompiera algo o provocara destrozos por su imprudencia; o lo peor, que alguien se llevara a nuestro hijo y no volviéramos a verlo. Por suerte, lo localizamos pronto y bien. Este incidente, sin embargo, nos condicionó para que, en las siguientes visitas a las grandes tiendas, tuviéramos el cuidado de obligarlo a estar siempre a nuestro lado.
Por desgracia, pero también por las condiciones de inseguridad social, producto de la ingobernabilidad y del crecimiento de la violencia y la delincuencia, así como por la incapacidad y la falta de compromiso de las autoridades encargadas de la seguridad pública, hay en la actualidad muchas familias que están sude friendo la ausencia de miembros de sus hogares, sin que tengan la menor oportunidad de recuperarlos con vida, aunque tampoco muertos los pueden rescatar. Existe una tendencia en franco crecimiento de casos de desapariciones de personas, de todas las edades y en todos los estados de la república mexicana, que está comenzando a parecer cosa de tipo natural y no criminal. Según el Periódico Milenio, la desaparición de personas en México es generalizada y sistemática. En el año 2022 desaparecieron 100,000 personas en todo el país, pero esta cifra aumentó hasta 106,300 para el 2024. La tendencia va a la alza y no hay visos de que vaya a ser detenida. A las autoridades judiciales parece no importarles este delito, y no tienen ninguna estrategia confiable para solucionarlo, o, al menos, para disminuirlo.
La facilidad con la cual se cometen delitos en México es asombrosa. La violencia y la delincuencia son actos volitivos, que por su cotidianeidad, están comenzando a parecer normales. De la misma manera, la inacción de los encargados de perseguir a los delincuentes, también se está convirtiendo en cotidiana. TanHubo ta es la incapacidad y falta de compromiso, que de parte de la sociedad civil existe una fuerza conformada por madres buscando a sus familiares. La metodología y las herramientas necesarias se fueron conformando en la práctica diaria, y son replicadas en cada nueva familia que experimenta el infierno de sufrir una desaparición forzada. Es el dolor infinito que sufren las familias, lo que impulsa a sus miembros a organizarse y a conformar un nuevo equipo humano de búsqueda. En contrapartida, los funcionarios públicos obligados a efectuar estas tareas, se convierten en sujetos apáticos y omisos, que se rehúsan a moverse o iniciar una investigación dinámica y comprometida, para encontrar a alguien. Lo terrible de este tipo de delito es que nadie se escapa, ni nadie está fuera del riesgo de ser víctima. Quienes han tenido la suerte de recuperar a un miembro de su familia, no saben cuáles son las consecuencias que sufrirán, ni los efectos posteriores. Vale.
*El autor es licenciado en Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC.
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