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Marketing político

“El marketing no consiste en las cosas que haces, sino en las historias que cuentas.” Seth Godin

Ignacio  Calderón Tena

Recientemente tuve la oportunidad de realizar una maestría en Administración y Políticas Públicas, en la cual se analizaba detalladamente el papel del marketing político en las campañas electorales y cómo puede influir éste en el sentido del voto.

A pesar de que el marketing político ha demostrado ser un elemento importante dentro de las campañas políticas y en especial dentro del discurso político, todavía no se precisa a qué grado modifica las esra dentro de una campaña electoral o dentro de las actividades de los políticos modernos que buscan incrementar su caudal político.

Aunado a lo anterior, diremos que incluso en estudios realizados sobre campañas electorales, no se ha podido evaluar al marketing político como una variable independiente con sus propios efectos atribuibles en los partidos y los electores, esto en virtud de que el marketing político interactúa con otras variables dentro de la política y es difícil argumentar que su uso ha modificado la naturaleza de diferentes estructuras políticas, entre ellas la comunicación política.

Es por ello que podemos decir que el marketing político, más que un concepto, es conjunto de actividades implementadas a lo largo de una campaña para alcanzar un fin determinado. Su característica más importante, se refiere a la posibilidad de incorporar un conjunto de actividades derivadas de la investigación de mercado que previamente se realiza y que analizan la forma de comunicarse con el público, las plataforpués mas políticas y su sencillez para ser entendida por todo tipo de oyentes, etc.

Es indudable que el marketing político le ha dado a la política una perspectiva distinta y más fresca a la hora de interactuar con un grupo de electores, logrando con ello, nuevas lecturas de las situaciones a las que se enfrentan los votantes.

Es por ello que las elecciones se vuelven, por su parte, una competencia en donde son los personajes y no los programas de gobierno ni el respaldo partidista, los que se graban en la mente del elector. Para bien o para mal, el votante promedio asocia la imagen del candidato con el futuro de su país, con lo que hará ese personaje por el elector. Los medios de comunicación, en especial, la televisión, promueve y despierta emociones en el ciudadano, mostrando imágenes que encienden sentimientos y pasiones en el en el televidente, sin que éste tenga que comprender lo que observa.

En un mundo ideal y perfecto, los votantes deciden su voto después de comparar los argumentos de los contendientes y una vez hecho esto, hacen una adecuada reflexión de lo que ofrece cada candidato para definir qué plataforma dará mejor resultado en su comunidad. Sin embargo, esto está muy alejado de la realidad, pues el votante informado es la mínima parte del electorado.

Aquí debemos tener en cuenta lo que el mercadólogo Greer menciona, desde su cátedra en la Universidad George Washington al mencionar que: “al votante no se le llega al cerebro con propuestas muy elaboradas o sofisticadas… al votante más bien hay que apuntarle al corazón…sacudirlo… llegarle al sentimiento…hay que desatar pasión…aquel candidato que no sea capaz de ello…va directo al fracaso” (Guerrero Erick, Ed. Diana.2005)

Como podemos observar, no debemos dejar de lado los sentimientos del votante, los cuales pueden influir en la decisión que tome ese elector y en eso el marketing político tiene mucho que aportar.

  • *- El autor es asesor empresarial en cabildeo.

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