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El público en las corridas de toros

Cuando me pregunto qué decir de los macabros hallazgos producto del crimen organizado, me topo con una acción aparentemente contra la violencia, las corridas de toros “libres de violencia”.

Ricardo  Menéndez

Cuando me pregunto qué decir de los macabros hallazgos producto del crimen organizado, me topo con una acción aparentemente contra la violencia, las corridas de toros “libres de violencia”. En la CDMX se va a votar sobre ello en el congreso y la presidenta ya lo declaró como una buena idea. Esto pinta mal, hasta ofende el argumento y la forma. La gran paradoja es que las corridas de toros son las actividades masivas más seguras y familiares que pueda el público, que nunca ha ido a una, imaginar. Parce que se fijan en lo que sucede en el ruedo, y se omite lo que sucede en las gradas, en el espectador. Si se permiten acudir a una corrida formal, se sorprenderán de la solemnidad y rígidas reglas. Se trata de una tradición tan antigua como la existencia del toro. Solamente los no taurinos imaginarán que es una tradición española, siendo que es tan mexicana como la Guadalupana. Claro que llegó con los españoles, hace muchísimo, pero se hizo fiesta nacional destacando internacionalmente de manera sobresaliente como el toro y el toreo mexicano. Suponer que es un espectáculo que genera violencia es fácilmente comprobable que no es así, de nuevo, paradójicamente es una fiesta, una ceremonia, que a sus aficionados inspira valor y moral, decencia y camaradería. No nos hagamos tontos, el escándalo es con el sufrimiento del toro a los ojos de los llamados animalistas. Es un animal cuya característica es el embate, y como suele suceder con muchos animales, el dolor no es tal por estar dominando el instinto de ataque, recuerdo que de niño mi madre me contaba el cuento del caballo que imaginaba a su dueño en un banquete de pasto, también es imposible suponer el dolor humano en el toro. Este no huye, se engrandece en el ataque. Por cierto, hagan el ejercicio mental de comparar los espectadores del box, del futbol y el de los toros. Si hablamos de un espectáculo de masas y violento es el box, no digo que el deporte del box no sea algo muy honorable y formador. Hablo de las golpizas como espectáculo, donde los guantes son para proteger la mano, más que para amortiguar el golpe. Su público más enardecido cuanto más violento sea lo que sucede en el ring. La violencia entre los espectadores de futbol es de por sí un tema que se está atendiendo. Acudan a una corrida, si es que hay, y escuchen las plácidas tertulias a la salida. Es una actividad de la cultura católica, a los no católicos hasta una imagen de un mártir les parecerá algo violento. Caray, justo cuando muchos jóvenes se acercaban a la fiesta, a la clase magistral.

  •  *- El autor es siquiatra y ejerce en Tijuana.

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