Salida de BCS

Del extremo Sur de la península de Baja California corrió como reguero de pólvora la noticia de la salida del cachanilla Daniel de la Rosa Anaya de la titularidad de la Procuraduría General de Justicia de aquel estado, cargo que ocupó durante los últimos ocho años.

Se debe recordar que De la Rosa Anaya tiene una amplia trayectoria en el ámbito de la procuración de justicia y seguridad, puesto que desde joven fue agente del Ministerio Público en la entonces Procuraduría de Baja California, donde también ocupó diversos puestos importantes.

Además, se desempeñó como Secretario de Seguridad Pública del Estado de 2007 hasta noviembre de 2017, en las administraciones de los gobernadores panistas José Guadalupe Osuna Millán y Francisco Arturo Vega de Lamadrid (a) “Kiko”, de donde prefirió renunciar para no avalar las trapacerías de éste último mandatario.

Tras salir de la SSPE, De la Rosa recibió la invitación para irse como procurador en el gobierno morenista de Baja California Sur, donde durante su gestión logró la disminución de la incidencia delictiva, entre ellos los delitos de alto impacto, que cayeron hasta en un 65%. Antes de asumir el cachanilla la titularidad de la procuraduría del extremo de la península, los crímenes violentos y todos los delitos del fuero común iban en franco ascenso, algo inquietante para los residentes de esa entidad y el turismo, acostumbrados a la tranquilidad de antaño. Sobre la salida de De la Rosa, quien presentó su renuncia pero se hará efectiva a partir del 11 de abril, se ha indicado es por motivos personales, aunque hay quienes especulan que el procurador ha pisado callos de varios destacados personajes morenistas sudcalifornianos y eso ya no es del agrado de los “inmaculados” del partido guinda.

Por el momento, se sabe que el cachanilla ya tiene un buen ofrecimiento para incorporarse a la iniciativa privada en Mexicali.

Elección Judicial

Ya están listos y aprobados los proyectos de las boletas para las próximas elecciones “judiciales”, donde el pueblo “bueno y sabio” podrá decidir quiénes serán los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), así como magistrados y jueces federales y estatales.

Los aspirantes a esos cargos, a quienes forzosamente están haciendo políticos, andan desatinando, puesto que no saben cómo darse a conocer entre la población, porque su chamba siempre ha sido el estudio de expedientes, la resolución de casos y el análisis de miles de pruebas.

Es por ello que algunos han decidido incursionar en redes sociales. En otras partes del país algunas y algunos aspirantes han caído en vulgaridades, ellas apareciendo en prendas sugestivas, o ellos con anuncios “basura”, como uno que dice ser más bueno que un chicharrón, u otros que se ponen apodos como “El defensor popular”, “magistrado del cambio”, “magistrado del pueblo”, “bogado del pueblo, “el juez de AMLO” o “el juez de la 4T”. Si por el nivel de los apodos y la publicidad “chatarra” que están haciendo algunos de los aspirantes es el nivel del profesionalismo y de cómo van a trabajar los futuros togados, esto va a ser un soberano fracaso, tal como ha sido vaticinado por especialistas en derecho, académicos, catedráticos, así como ministros en retiro de la entonces autónoma SCJN.

Mientras avanza el calendario para llegar al 1 de junio para volcarse a las urnas, las boletas de la elección judicial parecen un acertijo lleno de nombres, recuadros, números, listados de hombres, de mujeres, de instrucciones para elegir en la opción uno las candidaturas comunes y votar “en paquete”, donde meterán a los desconocidos favoritos del régimen, claro que bastante conocidos para favorecer al régimen. O las candidaturas individuales donde también aparecerán desconocidos pero con menos posibilidades de ganar.