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Medicinas alternas

¿Cuántos de ustedes consumen o han consumido, magnesio o CBD?, lo pregunto por cuanto lo veo en mis pacientes.

Ricardo  Menéndez

¿Cuántos de ustedes consumen o han consumido, magnesio o CBD?, lo pregunto por cuanto lo veo en mis pacientes. Suelen llegar con algún suplemente recomendado por un cercano, son modas. El magnesio, que es lo que está de moda, y el ya casi tradicional CBD, sirven para poco o nada, sin embargo, se generaliza por largas temporadas algún recurso farmacológico al que se le adjudican maravillas. Claro que muchos me dicen ayuda, tal o cual cosa. Hoy en día está en su auge el consumo de ayahuasca o la piel del sapo, espero pronto se controle este riesgoso fraude. Mucha gente habla, como si nada, cómo fue su experiencia psicodélica, casi siempre con una argumentación interpretativa mística. La posibilidad de contratar su consumo en línea y la recomendación de boca en boca hacen que pequeñas mafias ofrezcan estas experiencias con tintes místicos, pero a un buen costo. ¿Qué es lo que hace que la gente esté dispuesta a tratar fármacos al margen de la medicina? Instagram, TikTok y YouTube son parte de la respuesta, aunque hay que reconocer que siempre ha habido remedios de moda, aguas alcalinas, suplementos “cuánticos”, imanes, homeopatía, jarabes y tónicos diversos. ¿Curan?, a veces sí, por sugestión o coincidencia. Existe el riesgo de alejarse del tratamiento efectivo de un padecimiento con estos recursos “naturales”, hay cierta fobia a los fármacos sintéticos, como si inevitablemente fueran tóxicos, esto es un resabio de cuando las terapias implicaban cierta toxicidad aun en el siglo pasado. Los medicamentos psiquiátricos son un buen ejemplo de esto, son los más temidos, por el hecho de meterse con la mente. Es como si se alterara algo sagrado, que se rompiera un equilibrio natural, siendo que los medicamentos psiquiátricos son de lo más noble. El psiquiatra frecuentemente tiene que dedicarle más tiempo a explicar el fármaco que el padecimiento, aclarando su seguridad. Al mismo tiempo estamos generando cierto efecto placebo, todo fármaco lo tiene en la medida de que el paciente tenga esperanza en su efecto. Cuando le explicamos al paciente, no solamente quitamos obstáculos de efecto placebo negativo, o efecto nocebo, sino que generamos esperanza, lo cual es fundamental. Con frecuencia le da más recelo tomar un antidepresivo que ayahuasca, al paciente le produce una especie de pérdida de la autenticidad, el temor a dejar de ser uno mismo. La paradoja, es que los psicofármacos tienden a restituir al sujeto original, lejos de modificarlo. El cerebro, como cualquier otro órgano, debe manejarse con alto conocimiento, para eso está la neurología y la psiquiatría, algo así como al hardware y al software. El psicofármaco toca el cerebro y busca efectos en la mente, la cual es a su vez un producto del funcionamiento cerebral.

  • *- El autor es siquiatra y ejerce en Tijuana.

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