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Solopreneurs: sin oficinas, sin límites

Vivimos un cambio de época. Las formas tradicionales de emprender están siendo desafiadas por una nueva figura: el solopreneur, o emprendedor en solitario.

Ariosto Manrique Moreno

Vivimos un cambio de época. Las formas tradicionales de emprender están siendo desafiadas por una nueva figura: el solopreneur, o emprendedor en solitario. Esta modalidad, que ha tomado fuerza gracias a la inteligencia artificial, el trabajo remoto y la transformación digital, marca una nueva era para los profesionistas del siglo XXI.

El solopreneur no necesita oficinas ni empleados. Se apoya en herramientas tecnológicas para automatizar procesos, construir marcas personales sólidas y ofrecer servicios o productos desde cualquier parte del mundo. ¿Lo mejor? Muchos ya están generando ingresos de seis cifras sin haber contratado a nadie. Esto no es ciencia ficción: es el presente de miles de profesionales que encontraron en la autonomía y la tecnología su fórmula de libertad.

Lo que antes parecía riesgoso —emprender solo— hoy es una ventaja. La IA permite responder correos, generar contenido, editar videos, analizar métricas y diseñar estrategias con pocos clics. Herramientas como ChatGPT, Notion, Canva o Stripe son sus aliados invisibles. Ya no se trata de trabajar más, sino de trabajar mejor.

En la frontera, este fenómeno tiene aún más fuerza. Vivimos entre dos mercados, dos idiomas y una mezcla cultural que favorece la innovación. Desde Tijuana, San Diego o Rosarito, un solopreneur puede ofrecer consultorías a Europa, clases en línea a Asia, desarrollar productos para EE. UU. o lanzar una marca digital desde su casa. Nunca antes fue tan viable competir desde lo local hacia lo global.

Este fenómeno también da esperanza a quienes han perdido su empleo o se sienten estancados. La posibilidad de reinventarse profesionalmente, monetizar habilidades o pasiones y construir una audiencia digital es real. Pero más allá de la tecnología, el solopreneur es, ante todo, alguien que decide creer en sí mismo.

Como sociedad, debemos entender este movimiento y apoyarlo. Universidades, cámaras empresariales, incubadoras y gobiernos locales deben impulsar este nuevo tipo de emprendimiento con formación flexible, acceso a tecnología y redes de mentoría. No se trata de esperar a que surjan grandes empresas: tal vez ya están naciendo en nuestras casas, con una laptop y conexión a internet.

El ecosistema emprendedor debe evolucionar para integrar al solopreneur como figura clave del desarrollo económico, especialmente en ciudades fronterizas donde la movilidad, multiculturalidad y cercanía a mercados internacionales ya son parte del ADN local.

Hoy más que nunca, debemos alentar a quien tiene una idea o una habilidad a dar el paso. No todos emprenderán en solitario, pero todos debemos entender que el mundo ya cambió. Y en este nuevo mundo, la libertad, la tecnología y la confianza personal pueden ser las mejores aliadas.

El solopreneur llegó para quedarse. Y si lo entendemos a tiempo —como región, como sociedad, como frontera—, podemos convertirnos en la cuna de los nuevos gigantes independientes del siglo XXI.

  • *- El autor es Director de Testa Marketing,

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