La narcocultura
Probablemente se reduzcan mucho los conciertos que incluyan letras consideradas de apología del delito, pero anticipo se escucharán más en las reuniones privadas.

Probablemente se reduzcan mucho los conciertos que incluyan letras consideradas de apología del delito, pero anticipo se escucharán más en las reuniones privadas. Los jóvenes tendrán la tentación de romper las reglas poniendo a todo volumen la música prohibida, como tienen la tentación a beber de más, por ejemplo. La rebeldía es una característica del adolescente, es parte del proceso de maduración. El aprendizaje de los excesos puede llevar a una moraleja temprana en la vida y no excederse nunca más, pero para algunos el romper las reglas será un constante placer. Mucho he escrito sobre las bases genéticas de la maldad como base de la personalidad, pero aún esta tiene un espectro, en muchos jóvenes podría ser que no se activaran o desarrollaran estas conductas antisociales a pesar de haber estado expuestos a contenidos explícitos sobre la delincuencia, pero aquellos que tienen rasgos, pequeños elementos de maldad, como la mentira, el robo en casa, etcétera,
y se les rodea de modelos e ideales de violencia, pueden fácilmente ingresar a la vida delincuencial, son vulnerables a ser atrapados. Es un reto social el erradicar la fascinación por lo narco, ¿quién no ha dedicado horas de pantalla en historias de narcos? Es inevitable que normalicemos lo cotidiano, no puede ponerse en nuestros zapatos ningún país con el grado de desarrollo que tenemos, no se lo pueden imaginar. Despertar con que apareció una cabeza, un cadáver, un tiroteo, un levantón, un asalto, una extorsión, o algo por el estilo en tu barrio puede ser noticia en la que ni te detengas. Escuchar un narcocorrido puede ser parte del paisaje acústico, no es necesario haya conciertos. Ver una serie donde un policía o político está involucrado en el crimen resulta ya casi aburrido, es un lugar común. El no a la corrupción que intenta la 4T es lo mejor que nos pudo haber sucedido, el problema es llevarlo a cabo. El viejo debate sobre si la corrupción es algo nuestro, algo cultural, a mí me parece sigue siendo válido. Hay elementos para sostener que desgraciadamente sí forma parte de la cultura, del conjunto de modos de vida y costumbres de una nación, del conjunto de ideas que forman el juicio crítico. La violencia en México es muy “gore”, ese género del cine que se caracteriza por mostrar muy gráficamente la violencia extrema, o ese género de la red profunda donde la violencia explicita y real se asocia al goce. Nuestra realidad supera la ficción, encontrar un pedazo de cuerpo desmembrado no es tan escandaloso como en Blue Velvet de David Lynch. El que haya grupos de madres dedicadas a buscar cadáveres sin saber si son de sus hijos yo creo que solamente sucede aquí.
- *- El autor es siquiatra y ejerce en Tijuana.
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