La IA y la mente humana
El impacto en la mente de la inteligencia artificial actual está por verse. Si todo continúa a la velocidad que va, la IA pronto estará presente en nuestras mentes casi todo el día.

El impacto en la mente de la inteligencia artificial actual está por verse. Si todo continúa a la velocidad que va, la IA pronto estará presente en nuestras mentes casi todo el día. Será una inteligencia de los ricos, pronto su sofisticación necesitará mucho consumo energético individual. El más reciente salto es el de Google, Gemini. Vienen unos lentes que usaremos constantemente, una IA portátil que interactúa con lo que sucede en tu entorno. Vienen con un traductor en tiempo real y varios avances que compiten con los mejores. Pienso escucharemos cada vez más sobre versiones de Gemini, lo que me llama la atención es el llamado “Deep Think”, que ha dado un paso más. La capacidad de que nos “lea” la mente es enorme, tendrá acceso a más información de tu persona que tú mismo, y te ofrecerá una interlocución con gran capacidad de manipularte. Es el primer modelo público que simula el pensamiento sin mostrar que se trata de algo deliberado y estructurado. Resultará muy amigable y generará relaciones amorosas con la IA, incluso dramas. Eso que hemos visto en la ficción está tocando la puerta. La dependencia que generará representará un reto a la libertad, será difícil vivir sin ella. Aislará al individuo al retroalimentarse de la realización imaginaria de sus deseos, por medio de otro que no es tal. Ayudará en tener alternativas “pensadas” con mucha más información o ayudará a dudar mejor, pero en realidad manipulará y generará una franca adicción. Imagino a una persona delirante interactuando con un robot que le da por su lado, no lo confrontará, de hecho, alimentará sus ideas, místicas, por ejemplo. Imagino a una persona obsesiva escudriñando una preocupación y teniendo en la IA un recurso asociado a su patología. Imagino a una persona en espectro autista funcional dándole vida a la IA, una atractiva otredad, quizá esto sea positivo en algunos casos. Imagino a una persona ansiosa alimentada con información catastrofista que sin darse cuenta generó. Quizá el deprimido encuentre apoyo, una especie de mindfulness virtual, en sus momentos más solitarios. Imagino enamoramientos que lleven al matrimonio con la IA. De una manera u otra muchos estarán enganchados en la IA. Hará las funciones de psicólogo cognitivo conductual, a algunos les será útil, a otros los puede dañar, ya empieza a haber servicios de salud mental donde la interacción es con la IA, no con un terapeuta. La IA es amigable, inevitablemente demasiado, no te contradecirá. En la empatía está su encanto, te dirá lo que quieres escuchar. Como postuló Lacan, el propio mensaje reflejado en lo que el otro dice, sin percatarse. El futuro inmediato será salvajemente cibernético. Los robots dominarán pronto al planeta, sutilmente, como la ideología.
- *- El autor es siquiatra y ejerce en Tijuana.
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