Demuelen picadero en Valle Dorado
Tres quince años de hacer una denuncia ciudadana ante las autoridades por el mal estado de tres condominios que no terminaron de construirse en 2002 y que servían de picadero para las personas adictas a alguna sustancia en el Bulevar de los Lagos Sur, se comenzó con la demolición de la obra negra.
De acuerdo con Karla Guardado, vecina que labora en un desarrollo inmobiliario cercano a la zona, este jueves se inició con la demolición de los edificios, que tuvo que realizarse de manera particular, luego de que la administración municipal aceptara la acción y declarara que no tenía recurso.
Explicó que la construcción de los condominios se inició en 2002, pero resultaron de mala calidad, por lo que quienes adquirieron su vivienda demandaron y se fueron, pero la obra negra quedó así.
Con el tiempo, agregó, los vecinos del fraccionamiento denunciaron ante el Municipio de que había gente que se metía a la construcción y que vivía ahí, incluso que usaban las paredes como picaderos.
Para la empresa inmobiliaria, los problemas iniciaron hace tres años, cuando se comenzó con la preventa de los condominios y la gente se quejaba del mal aspecto del predio aledaño, entonces el dueño del desarrollo empezó a movilizarse en una demanda formal.
Resultó, dijo, que el dueño del predio abandonado es un funcionario público del Ayuntamiento de Tijuana y las dos veces que, durante la administración municipal de Hirata Chico, se le dio la orden de demolición, el dueño apelaba.
La empleada del desarrollo inmobiliario vecino indicó que luego de tres años de insistir, el Ayuntamiento otorgó la orden de demolición, pero al no tener recursos, le solicitaba al interesado que realizara la acción de manera particular.
“Lo más importante era que el Municipio otorgara el permiso para poder demoler, pero aparte de las dos apelaciones del dueño de ese desorden, el dueño tenía que dar el permiso y decir que no tenía dinero para demolerlo”, comentó.
El jueves, cuando comenzaron los trabajos de demolición, comenzaron a salir cobijas, platos y otros accesorios que estaban en la planta baja de las torres, además de ser más profundo el olor a animales muertos.
Inseguridad por las noches
Caminar por el bulevar después de que oscurecía era inimaginable; los jóvenes que salían en la noche de la universidad que se ubica a unos metros y viven por la zona, tenían que rodear por el sentimiento de inseguridad en ese predio.
“Nunca se supo de que asaltaban o mataran a alguien por ahí, pero el simple hecho de la peste, especialmente en temporada de calor, el olor a droga y la lucecita prendida era lo que incomodaba a la gente”, explicó.
Y aunque no se supo de algún daño, los vecinos preferían rodear o no salir para prevenir algún hecho delictivo.
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