Servicios funerarios refuerzan medidas por coronavirus
Si una persona fallece por covid-19 o neumonías sus familiares no podrán volver a ver su cuerpo, y este es sepultado o cremado inmediatamente.
Tijuana, BC.- En la funeraria San Ramón, sobre la Ruta Hidalgo en la colonia Mariano Matamoros, de los últimos diez servicios que realizaron, tres fueron de personas confirmadas con Covid-19 y otras tres catalogadas como sospechosas por presentar síntomas similares.
A PERIÓDICO FRONTERA se le permitió ser partícipe como observador, con la precaución necesaria, del entierro de un hombre de la tercera edad cuya causa de muerte según su acta de defunción fue “neumonía atípica”.
En cualquiera de los dos escenarios (con confirmación de la enfermedad o con sospechas) tras la muerte de un paciente el cuerpo se traslada en una bolsa hermética especial del hospital a la funeraria.
El velorio por disposición oficial no puede exceder de diez personas y los familiares ya no vuelven a ver a su ser querido por el riesgo de un posible contagio del nuevo coronavirus.
“Es realidad eso, cuando tu familiar fallece de Covid no lo vuelves a ver, se sepulta o se crema, no te puedes despedir de él (viéndolo) por el alto riesgo que conlleva esto”, declaró Diego Armando Juárez, embalsamador de la funeraria San Ramón.
Crónica del entierro
A las 13:45 horas, los embalsamadores se colocaron el equipo de protección que incluyó un overol, cubrezapatos, guantes y mascarilla especial. Y 15 minutos después subieron el cuerpo en el ataúd a la unidad de traslado e iniciaron el recorrido hacia el panteón.
Para las 14:30 horas, al llegar al panteón Colinas del Descanso en Villas del Álamo los trabajadores del lugar fueron notificados de las características del cadáver y también procedieron al protocolo colocándose los mismos aditamentos.
“Tomamos todas estas medidas para que no se siga propagando el virus, sabemos que una vez fallecida la persona es más difícil el contagio pero existe la posibilidad”, mencionó el embalsamador Diego Armando Juárez.
En estos casos no hay una ceremonia en el panteón, ni tiempo para las despedidas con el cuerpo presente, el ataúd pasa directamente de la carroza a la fosa sin pausas, con la intención de reducir riesgos de contagio.
Pasadas las 15:00 horas, con el cadáver ya en la fosa, los trabajadores sellaron el espacio con el féretro en el fondo a través de losas y cemento para que al día siguiente se rellene con la tierra y se coloque el zacate.
Los trabajadores de las funerarias y panteones están acostumbrados a trabajar con la muerte aunque no significa que no le tengan temor, sobre todo cuando se ha rodeado de un enemigo silencioso y poco conocido aún, el covid-19.
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