Silencio y complicidad
Somos lo que hacemos
La polarización del país crece desde las mañaneras en las que el presidente la impulsa a través de su discurso que divide, que marca los suyos y los otros, sus enemigos conservadores, hipócritas, corruptos, por el hecho de pensar diferente y defender el derecho a discernir de sus tesis populistas. El “Inge” Bonilla hasta en eso fue una mala copia; desgraciadamente fuimos muy pocos los que levantamos la voz. El problema de fondo es nuestro silencio que se convierte en complicidad y les permite ser indiferentes ante sus dichos y sus hechos; esta es mayor en los que tenemos la posibilidad de alzar la voz y no lo hacemos. Somos cómplices cuando permitimos que alcaldes, gobernadores y tanto político de quinta no tenga siquiera la sanción mínima de nuestro rechazo, he atestiguado cómo festejamos el saludo a gobernadores y alcaldes sinvergüenzas, más interesados en su bolsillo que en el bienestar de nuestra gente; la lista crece si le sumamos políticos corruptos como los diputados lamebotas que aprobaron la Ley Bonilla, llegando incluso, a la bajeza de reconocerlo como un ejemplo de buen gobierno aunque ahora hasta urticaria les provoque recordar su pinche genuflexión desde la tribuna del Congreso.
No hay un solo ciudadano que no pierda por la polarización presidencial, a ella se han sumado de manera activa algunos gobernadores, no es el caso de nuestro estado, aunque la hoy gobernadora guardó silencio ante la ilegal cancelación de Constellation, o como ahora en la que ella y los alcaldes de nuestros municipios han claudicado ante un presupuesto cada vez menor y abandonado cualquier esfuerzo serio encaminado a reforzar las direcciones de seguridad pública municipal. Ante un escenario de necesidades crecientes el silencio de nuestras autoridades temerosas de no contradecir a “la cuarta transformación” es gravísimo, como lo es el de nosotros, más interesados en continuar en nuestra zona de confort que exigirles pública y activamente que vean por nuestra gente, por nuestra seguridad, por la obra pública que detone crecimiento, no por su futuro político.
Deseo que a nuestra gobernadora le vaya lo mejor posible, de ser así, nuestro estado será uno mejor cuando ella termine su mandato de como lo recibió después del saqueo y estupidez de 8 años de Vega de la Madrid y del “Inge” Bonilla; deseo de todo corazón que su aire fresco y su muy prometedor equipo de trabajo en las áreas técnicas, no así en la parte política de su gabinete, pesen lo suficiente en la modernización de nuestro estado; hago votos porque juntos podamos apoyarle en una agenda en beneficio de nuestro estado, ello pasa forzosamente a través del adelgazamiento de la nómina pública, lamento la idiotez y sin razón de seguir otorgando bases a personal que se basifica y con ello cancela la posibilidad de tener un gobierno que detone riqueza para todos, no sólo para los empleados adscritos a la nómina pública. Gobernadora, ¿Cómo le ayudamos?
Rechazo total a la práctica anacrónica en el que el gobernante en turno era cobijado, a través del acarreo de gente, en serio, ¿10,000 asistentes a un informe de gobierno?, ¿Es esa la dignidad con la que trataremos a nuestra gente?, el gobierno es para todos, hacerse acompañar de Mario Delgado no es un buen mensaje; no se trata del gobierno del MORENA sino el de todos los bajacalifornianos.
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