Migrantes reviven su propio calvario
Todos los días a Tijuana llegan familias en busca de protección de parte del gobierno estadounidense, pues desconfían del mexicano.
Tijuana, B.C.- Para las niñas, niños, mujeres y hombres migrantes víctimas de desplazamiento forzado en México no termina el viacrucis con el fin de Semana Santa, debido a que todos los días luchan por sobrevivir a las amenazas que sufren dentro y fuera de sus lugares de origen.
Todos los días a Tijuana llegan familias en busca de protección de parte del gobierno estadounidense, pues desconfían del mexicano.
Agustín, de 36 años de edad, en cada herida de su cuerpo recordó el sufrimiento de Jesucristo; ayer Viernes Santo compartió su anhelo de vivir en paz al cargar la cruz simbólica en el cual Jesucristo fue crucificado.
“Fui golpeado, secuestrado, me balacearon el cuerpo. Me quitaron mis cosas. Toda mi familia salió de Michoacán. Nunca me imaginé tanto sufrimiento, es muy feo toda esta situación de violencia”, expresó.
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El hermano lasallista Daniel Novelo Huerta expuso que la crisis de violencia por parte del crimen organizado en el Sur de México recrudeció la estabilidad emocional de los migrantes.
“El calvario empieza en sus lugares de origen donde han sido amenazados de muerte, donde no tienen oportunidades de salud, de desarrollo, y no estemos pensando en otros países, la mayoría de ellos son mexicanos, vienen de Michoacán, de Guerrero, de Oaxaca, de Veracruz, de muchos lugares en donde la violencia los ha obligado a buscar salvar la vida”, declaró.
Dirección de Atención al Migrante en Tijuana
De acuerdo a la Dirección de Atención al Migrante en Tijuana, el 90% de los 3 mil 731 migrantes, entre niños y adultos, eran mexicanos desplazados por el crimen organizado hasta febrero de este año. Todos esperaban una oportunidad para cruzar a Estados Unidos, con la esperanza de protegerse de sus agresores.
En ese sentido, Novelo Huerta señaló que en la Unión Americana tampoco acaba el calvario para los migrantes, pues el ingresar a esa nación tampoco les garantiza la permanencia ni una vida mejor.
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“No se acaba todo cuando llegan a Estados Unidos, porque después de ahí tienen que llegar con algún familiar y empezar una vida de cero”, advirtió.
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