Go Woke, Go Broke
“El problema del wokismo es que te obliga a tomar decisiones basadas en criterios políticos en lugar de criterios objetivos y sostenibles.”

Hoy en día, muchas empresas han caído en la trampa de poner la ideología por encima del negocio. Go Woke, Go Broke, de Charles Gasparino, deja claro que esta moda no solo es peligrosa, sino que lleva a la ruina a quienes la siguen. ¿La lección? Los emprendedores no pueden perder de vista lo esencial: generar valor real, generar empleo bien remunerado, servir a su mercado y actuar con responsabilidad social genuina, no con activismo disfrazado de ética.
1. El capitalismo woke no es negocio. Cada vez más empresas adoptan discursos progresistas para verse bien en redes sociales. El problema es que muchas veces esto no está alineado con su mercado ni con sus clientes.
2. Quedar bien con unos puede costarte caro.
El libro muestra casos de empresas que perdieron millones al sumarse a modas ideológicas que alejaron a su base de clientes. ¿Quién gana cuando el negocio cae? Ni los colaboradores, ni los inversionistas, ni los clientes. Como emprendedores, hay que pensar con la cabeza fría: las decisiones deben tomarse con base en datos y sostenibilidad, no en presiones externas.
3. ESG: ¿Responsabilidad o fachada? Los criterios ESG (Environmental, Social, and Governance) pueden ser útiles si realmente aportan valor. Pero cuando se convierten en un requisito ideológico más que en una estrategia de negocio, son una carga. No es que la sostenibilidad no importe, sino que debe integrarse con sentido, sin distraerse del propósito de la empresa.
4. Activismo y negocio no siempre van de la mano. Ser socialmente responsable no significa volverse activista. Una empresa responsable paga bien a sus empleados, entrega productos de calidad y respeta a sus clientes. En cambio, una empresa activista se mete en batallas políticas que nada tienen que ver con su giro.
5. No dejes que las Redes Sociales dirijan tu empresa.
Muchas compañías han cambiado políticas, campañas o incluso productos solo por la presión de redes sociales. ¿El problema? La gente que exige cambios en TikTok o Instagram no siempre es la que compra. Un emprendedor inteligente escucha a su mercado, no a un grupo de activistas digitales que desaparecerán cuando aparezca la siguiente polémica.
6. Meritocracia: el talento debe mandar.
Las empresas crecen cuando contratan a los mejores, sin importar raza, sexo o ideología. El problema del wokismo es que promueve contrataciones basadas en criterios políticos en lugar de talento. Esto, a largo plazo, destruye la competitividad y la innovación. Como emprendedores, el objetivo es rodearse de los más capaces, no de los más “correctos”.
7. El futuro depende de decisiones inteligentes.
Gasparino advierte que si las empresas siguen priorizando la ideología sobre el negocio, enfrentarán problemas serios. Lo que hace que un negocio prospere es su capacidad de resolver problemas reales y servir a sus clientes, no su postura política.
Amigos: ser socialmente responsable no significa caer en modas ideológicas. No confundamos solidaridad con activismo radical. La clave está en entender al mercado, innovar con propósito y mantener la integridad. El wokismo pasará de moda, pero las empresas que toman decisiones con cabeza seguirán creciendo.
- *- El autor es Director de Testa Marketing, investigación de mercados.
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