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‘El jazz te hace conocerte’: Roger Nuncio

El baterista y compositor habló sobre su camino en la música, su forma de crear y la importancia de arriesgarse a componer música original en el jazz mexicano.

‘El jazz te hace conocerte’: Roger Nuncio

Tijuana, BC. -Desde niño, el jazz lo atrapó con su misterio y su introspección. Aprendió a escucharlo debajo del piano mientras su padre practicaba, y años después hizo del ritmo su idioma. Hoy, Roger Nuncio es uno de los músicos que buscan un sonido propio sin renunciar a las raíces del género.

Está en Tijuana para un concierto especial por el Día Internacional del Jazz el próximo 26 de abril. En conversación con GH, habló de sus referentes, su proceso creativo y su visión sobre el estado del jazz en México.

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¿Cómo fue tu acercamiento con la música? ¿Cómo empezaste?

Mi primer acercamiento, bueno mi segundo acercamiento a la música porque yo, me dicen, que me crié debajo del piano mientras mi papá estaba practicando porque mi papá es pianista. Entonces desde que nací estaba yo ahí, crecí jugando ahí abajo del piano y luego como mi papá de joven fue percusionista, pues tenía tambores en la casa y así.

Fue como que lo primero que me llamó la atención y empecé nomás así de que, a pegarle como un niño, pero luego llegó el Kind of Blue de Miles Davis, ahí que me lo pusieron y me gustó mucho ese sonido y me metieron como a los siete años a estudiar trompeta, duré un año y luego ya dije, mucho aire, mucho aire me mareaba y pues seguí con la batería. Yo creo que como que por instinto que empecé a tocar en el platillo el swing, el patrón del jazz.

Trabajas este sonido donde sobre todo hay introspección, emociones, pero están ahí flotando, no están explícitas, no son obvias, ¿cómo llegaste a ese sonido?

Desde niño me cautivó ese sonido muy introspectivo, de soledad. Nocturno, así, todo este tipo de vibra. Fue algo que se quedó en mí desde que lo escuché de niño y pues es una combinación de muchas cosas porque también crecí escuchando mucha música clásica, sobre todo de cosas impresionistas, Debussy y todo esto. Entonces esa mezcla para mí a la hora de componer música me llama mucho ese tipo de melodías.

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¿Para ti qué camino debe llevar el jazz? ¿Cómo debe responder el jazz ante este mundo tan veloz?

Está bien que por ejemplo un jazzista en la época actual, quiera tocar música de Miles y todo y muchas veces la quiere reproducir como igual. Hay que aprender a eso y hay que poder hacerlo. Pero el jazz real, la función de nuestra música es reflejar cualquier situación actual, tanto política, social, artística, cultural, todo lo que se está viviendo tecnológico.

Tengo como un lema para mí. Que me gusta componer la música que me gustaría que existiera. Así nada más de simple. Que me gustaría que existiera música. Entonces yo lo que quiero es tratar de conservar un poquito esto de la introspección porque siento que ahorita a la gente le gusta mucho la música comercial. También porque a la gente no le gusta mucho encontrarse a sí mismo, o enfrentarse a sí mismo con su vulnerabilidad, sus pensamientos, con su yo. Y eso es lo que te da el jazz. El jazz te hace conocerte, sentir cosas, adentrarte dentro de ti. De tus pensamientos, de tus recuerdos, de tu todo.

Creo que el jazz por eso siempre perdura, a pesar de que la época pasa, el mundo cambia, la cultura, las generaciones, la tecnología, todo avanza, él jazz se mantiene. Siempre evoluciona también junto con todo, pero siempre está ahí porque tiene ese efecto humano de las emociones.

Desde niño, el jazz atrapó a Roger Nuncio con su misterio y su introspección.

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¿En qué tradición jazzística te colocas? ¿Consideras que estás en una tradición, una escuela?

Son dos más que una. Tengo el jazz tradicional bien arraigado, fue una de las cosas que me encantó y eso me hizo poder evolucionarlo. Pero también un jazz avant-garde.

¿Quiénes son tus referencias?

Una gran influencia para mí de música es el guitarrista Pat Matheny. Su manera de componer, con el pianista con el que trabajó por años, Lyle Mays, ese estilo de composición me gustó mucho, así como también el baterista de mis top favoritos, digo hay muchos, pero yo creo que una gran influencia mía es Brian Blade. Son músicos con los que haces clic con su música, con su esencia musical. Me identifico mucho con su música y tiene una gran influencia para mí al momento de componer, de escribir.

Pareciera que el jazz se ha relegado a sectores como las clases medias, clases altas. ¿Tú crees que el jazz aún puede apelar a las culturas populares, a la gente?

Claro que sí. Por alguna razón se ha ido por esa línea de relacionar el jazz con la élite, o sea, así de clase alta y que con el vino y los canapés. Por alguna razón. Pero todos somos humanos, todos sentimos, el jazz es para eso. Entonces va a sentir lo mismo una persona de clase baja que de clase alta, que de clase media. Son las emociones.

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¿Por qué el ostinato en particular te atrae y lo utilizas en tus composiciones?

Yo creo que son dos cosas, básicamente. Descubrí mucho gracias a Pat Matheny, porque el ostinato como es algo repetitivo y puedes improvisar en él, puedes crear una emoción. Y es mucho de lo que hacía. Pero en específico pongo de ejemplo a Coltrane. Si nos vamos más antes, vámonos a las culturas africanas, cómo hacen sus rituales, los tambores, que bailan sus danzas. Tocaban un ostinato pero rítmico, tambores, días a veces pasaban sin parar, día y noche. Causaba un trance y eso los hacía como que acercarse a sus dioses, a elevarse, a iluminarse, como lo quieras llamar. Entonces Coltrane lo hacía, por ejemplo, en el álbum Love Supreme era como una manera de elevarse, él decía, de llegar a Dios, él era muy religioso y lo hacía con este tipo de ostinatos de progresiones para causar un trance. El tocar ostinatos a la hora de estar improvisando te meten un trance y puedes lograr eso con él. Cada quien se va a un lugar diferente.

¿Pero tú a dónde quisieras llevarlos? ¿Algo espiritual?

Sí, es mucho eso. A la introspección, que lleguen a sentir algo que a lo mejor no se siente todos los días, un momento que los deje marcados.

Roger Nuncio es uno de los músicos que buscan un sonido propio sin renunciar a las raíces del género.

¿Cómo planteas tus composiciones previo a grabar? ¿Cómo es tu proceso?

Yo compongo música sin saber si la voy a grabar o no, o en qué disco, o algo así. Simplemente hay temas de este disco, Talismán, que los compuse hace mucho tiempo. Y simplemente no se había dado el momento para grabarlos. Y luego pues ya se dio grabar un disco. Entonces dije, ah mira este tema, por ejemplo, el Grandpa’s Blues lo compuse en el 2003, 2004. Pero no lo había grabado. Entonces dije, creo que ahora es momento, es la oportunidad. Y empecé a escribir música pensando, voy a grabar a trío. ¿Con quién voy a grabar? Ah, con Alex Mercado, con Pablo. Conociendo su lenguaje, su personalidad también. Voy a escribir esto. Esto le gustaría tocar a Alex. Esto le gustaría tocar a Pablo. Hay una rola, The pursuit of freedom. Es como una rola para featuring. O sea, que el protagonista es el bajo.Entonces dije, aquí es donde Pablo va a soltar toda su creatividad.

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Compongo en el piano, todo lo compongo en el piano y me gustan mucho las melodías. Entonces, en lo último que pienso siempre es en la batería. ¿Qué voy a tocar yo? No sé, pienso primero en la batería. Todo lo que pongo desde el piano.

¿Cómo resistes la tentación de no poner la batería con un rol más protagonista? Esa tentación del músico, ser un tanto vanidoso.

Pues yo creo que es mi gusto por la música. O sea, yo siempre he dicho al momento de tocar batería, de qué voy a tocar en función de la música. No es como que la música está en función mía. Nosotros somos un vehículo, los músicos. La batería es como mi lienzo. Es como, por ejemplo, un escritor puede escribir con un crayón, con un carbón en la pared, con un pincel, con una pluma. Esos son vehículos, nada más. Pero lo que importa es el mensaje que va a quedar escrito, lo que va a escribir la idea. Entonces en la música también. Y yo pienso en la música, en hacer algo que pueda decir algo, algo sustancioso, que no se sienta como que, ah mira, quiso ser el protagonista.

Como que yo no pienso en yo ser el protagonista, yo dejo que la música sea la protagonista. Hay momentos donde la batería destaca, hay momentos donde el bajo, donde el piano, donde los tres. Entonces, yo creo que de eso se trata. Hacer que la música suene por sí sola y que sea la música la protagonista.

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¿En qué condiciones se encuentra el jazz en México?

Pues jazz siempre ha existido, siempre ha habido muy buenos músicos. En la actualidad hay muy buenos músicos y las generaciones jóvenes están saliendo muy talentosas, bastante. Yo creo que aquí más el problema es no tanto de si hay o no músicos de jazz, que siempre ha habido, va a haber. Es que siento que ahorita hay menos espacios a veces donde tocar, donde te dejan tocar porque pues por lo mismo que decíamos hace rato nos está invadiendo la música comercial.

¿Está estancado el jazz en México?

No sé si llamarlo estancado. Siento que a veces muchos músicos no se atreven a poner música o a tocar música original con su banda porque sienten que no los van a pelar y se ponen a tocar standards. Entonces por eso a veces se siente como que si está estancado porque están tocando lo mismo. Lo que digo es que hay que atreverse a crear.

Es lo que, de hecho, nos hace falta como escena. Que los músicos se atrevan a escribir música y luego el siguiente paso es que se atrevan a tocarla, a tocarla en vivo. O sea, a lo mejor, en una presentación, una y luego otra, y luego más, hasta que puedan hacer toda una presentación de música original.

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Yo creo que eso falta bastante porque si te puedes pensar en la época de Coltrane y de Miles, de Parker, en ese entonces no decía Miles, vamos a tocar estándares. O Parker, ah, vamos a tocar estándares. Ellos estaban creando los estándares que ahora nosotros les llamamos estándares. ¿Qué hacían? Componían música. Todos, era lo que tocaban. O sea, no había un real book en la época de Miles, no había un real book en la época de Charlie Parker, de Dizzy Gillespie. Tocaban música original. Entonces ahorita siento que es como que mucho la zona de confort de estudiar un real book y no nos atrevemos a eso.

El baterista y compositor Roger Nuncio.

Vas a dar una masterclass en Tijuana. ¿Qué le podrías decir a un joven músico para atreverse a componer y en tener confianza en su música?

El componer música es un ejercicio diario. A mí me dieron un consejo, lo seguí por un tiempo y pues claro que sirve, pero a veces es imposible mantenerlo. El consejo que me dieron fue compón un blues diario. Sencillo, simple, nada más cambia cosas, la melodía, el tempo, en qué compás está, etcétera. Cambia cosas. Pero compone un blues diario. De hecho, de ahí salió Grandpa’s Blues en aquel entonces.

No tengan miedo, simplemente que lo hagan porque a veces es que van a decir que no les va a gustar. Yo creo que ese es el mayor miedo de cómo van a recibir no tanto la gente, el público, sus composiciones, sino los compañeros músicos. Por ejemplo, muchas veces, y a mí me pasaba, al momento de componer escribía algo, una melodía y yo de que, ay, esta melodía no, tengo que componer algo más complicado, más complejo, así de que como que para que les guste entonces es algo muy abrumante. Imagínate el compositor de Autumn Leaves, este estándar tan famoso. Si tú ves el chart, son puras negras. Si él hubiera dicho en el momento que estaba componiendo eso, ay, no, esto está muy fácil, son puras negras. No, tengo que hacer algo más complicado. Si él no hubiera creído en su composición, en su creatividad en ese momento, no tendríamos ese maravilloso estándar.

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Hagan cosas simples y sencillas, que de ahí empiecen y muchas veces eso es lo que pega, por así decirlo, porque muchas veces queremos hacer algo muy complejo y rebuscado y no es que es para que me validen los jazzistas y pues no, simplemente hay que hacer música, con dos notas puedes hacer una gran melodía, un gran tema, no necesitas mucho, que crean en su instinto musical y de hecho ese fue uno de los grandes consejos que me dio el gran Chick Corea. Una vez que tuve la fortuna de saludarlo al final de un concierto. dije, nada más le dije gracias, soy músico, quiero componer música, soy baterista. Dice, lo único que te puedo decir es que siempre confíes en tu instinto musical, por lo general siempre va a ser lo correcto, cree en tu instinto, tienes que creer en tu instinto musical.

¿Qué vamos a poder escuchar en tu concierto en Tijuana?

Vamos a tocar más que nada música original de los tres, rolas de Francisco Lelo, de Marco Rentería y mías. Las mías vienen en los dos discos, de Marco también son las rolas de sus discos, de Pancho, adaptadas al formato de trío. Tiene momentos introspectivos, tiene momentos así de más agresivos, momentos de groove, momentos de mucho swing, es toda una montaña rusa de emociones de lo que tratamos de hacer.

Vas a estar transmitiendo por Oh! Jazz. A casi todos los músicos los ponen nerviosos grabar. ¿Cómo te sientes de salir en Oh! Jazz? ¿cómo manejas grabar?

Para empezar, es un honor estar en esta plataforma y pues que la gente pueda ver en vivo en donde quiera que esté a través de la plataforma. Por ejemplo, yo tengo una manera de verlo, las grabaciones, como dicen, la maldición del botón rojo de que estás tocando bien relajado y normal le ponen REC y ya te ponen nervioso. Mi filosofía acerca de esto es de que, por ejemplo, hacemos un take y salió bien bueno pues vamos a hacer otro y también sale bien, salió distinto pero también salió bien entonces en mi experiencia a la hora de grabar un disco es de que no sirve de nada hacer 10 takes de una rola porque todas suenan bien y son distintas entonces no sabes cuál escoger.

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¿Es cierto que la primera suele ser la mejor?

Por lo general sí porque es la más fresca. Siempre lo más fresco es lo más honesto. Hay una anécdota de que cuenta Eric Marienthal, el saxofonista de Cick de la Electric Band. Estaban en una grabación y graban un tema y estaban escuchándolo y al final Eric Marienthal le dice a Chick, oye quiero regrabar los últimos compases de mí solo porque no me gustó lo que toqué, nada más es la salida del solo y Chick le dice “y si no te gustó lo que tocaste, ¿por qué lo tocaste?” y se quedó pensando. Los músicos tenemos esto de que pude hacerlo mejor, déjame cambiar esta nota. A veces funciona, a veces no.

Yo creo que hay muchos discos increíbles de jazz, toda la historia, hay errores de cualquier tipo. Pero la vibra, la energía del primer take, es increíble que se queda y es como el famoso platillazo de Jimmy Cobb, en Kind of Blue, en la de So What. Pensó que Miles iba a parar la grabación porque lo tocó demasiado fuerte y si Miles no paraba era de que ese iba a ser el take y pues ese platillazo es icónico, te abre algo, te adentra al mundo de Kind of Blue. Entonces son errores que se convierten en aciertos, hay que ver la música así.

Por último, ¿qué discos recomendarías para adentrarte al mundo del jazz?

Me voy a mis top 5 discos de jazz. Está el Time Out de Dave Brubeck. Está el Speak No Evil de Wayne Shorter. Está también el Giant Steps de Coltrane. Y mira, te voy a poner uno actual así también, para que la gente también escuche algo actual. Me gusta mucho el Speak of Now de Pat Matheny. Es muy diferente a todos estos porque todos estos son más tradicionales. Pero yo creo que esos cinco discos son un buen gancho para la gente.

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