Don Xicoténcatl Leyva Alemán
Como en una antigua fotografía de Tijuana, recuerdo la imagen de las bardas y los espectaculares de la campaña del 59, donde resaltaba el nombre de Xicoténcatl y que me hacía recordar las lecciones de historia en la escuela. Pregunté a mi padre quién era y él, atingente a mi pregunta decidió llevarme a un mitin. Ese señor, me dijo, será el próximo presidente municipal de Tijuana. En aquella reunión política, hablaron varias personas, todas destacando las virtudes cívicas del candidato. Al final del acto, nos aproximamos, y mi padre saludó con efusión a quien era el centro de todas las miradas, don Xicoténcatl Leyva Alemán. Yo también tuve la oportunidad de saludarlo de mano y así, a mi edad y en mi condición de alumno de escuela primaria, era testigo del proceso electoral para elegir el tercer presidente municipal de mi ciudad. Llegó el día de la toma de posesión del nuevo alcalde, que como en años anteriores, se realizó en el cine Bujazán, único teatro con capacidad para más de mil personas en aquellos tiempos. Por cierto, un hecho lamentable ensombreció aquel día, un objeto explosivo le arrancó la pierna a un policía que resguardaba la parte trasera del cine, en lo que pareció un acto fallido de sabotear la ceremonia. Por lo demás, el acto se realizó con éxito. Así, entró de manera directa en la historia de Tijuana, don Xicoténcatl Leyva Alemán. Don Xico, como le llamaban con afecto y respeto los tijuanenses, llegó al puesto de primer edil, con un amplio currículo de servidor público. Nació en 1908, en el puerto de Veracruz, Veracruz. Desde muy joven tuvo inquietudes sociales y participó en diversos movimientos en su estado natal. Sobrino del general Miguel Alemán (padre del presidente Miguel Alemán Valdés) colaboró con él como telegrafista. Incursionó en la política, llegando a ser diputado al Congreso local de Veracruz, en donde fungió como presidente. Posteriormente se trasladó a la ciudad de México, donde también dio cause a sus inquietudes sociales y políticas, participando en 1942, en la fundación de la Federación Nacional de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), en donde llegó a ser el primer Secretario General. En esa misma década, se traslada a la ciudad de Tijuana donde habría de residir el resto de su vida y con su familia, la que llegaría ser ampliamente conocida y apreciada. Con su Esposa, la señora Socorro Mortera, procreó cuatro hijos, Los Licenciados Xicoténcatl Leyva Mortera, que entre otros puestos ha sido alcalde y gobernador del estado; Román, respetable notario público; Edgardo, quien ha ejercido su profesión de abogado litigante y alternadamente, la función pública y Dulce María, dedicada plenamente a la docencia, creando y dirigiendo instituciones educativas de prestigio. La Señora Socorro Mortera de Leyva, también ha sido reconocida como una dama de carácter y decidida participación social. Antes de ser alcalde, don Xico, ocupó la delegación de los Servicios Migratorios (1942-46), construyendo en ese ejercicio el edificio de la delegación. Posteriormente fue administrador de la Aduana local (1946-1953). Durante algunos años, dejó el servicio público para desempeñar funciones en la Iniciativa Privada, como fue la gerencia de Aeroméxico, posición de la que se retiró para lanzarse a la lucha política y convertirse en el tercer presidente municipal de nuestra frontera. Al tomar posesión el primero de diciembre de 1959, le corresponden los tres primeros años de la década de los sesenta, que es cuando Tijuana enfrenta serios problemas de abastecimiento de agua, al mismo tiempo que el crecimiento demográfico demanda más y mejores servicios públicos, fuentes de trabajo y centros de educación. Por ello, es importante destacar que durante su ejercicio gubernamental, entre otras obras, se fortalece y apoya a la industria y el crecimiento del Sistema Educativo Municipal, destacando la creación de la primera escuela Secundaria Técnica Municipal que lleva el nombre de Adolfo López Mateos. En reconocimiento a esa labor, algunos años después, se crea la segunda escuela secundaria municipal, con el nombre de Xicoténcatl Leyva Alemán. Aunque después de la alcaldía, no volvió a ocupar puestos de elección popular, Don Xico, no abandonó su militancia política y sus inquietudes de servicio social. A lo largo de los años, era frecuente ver a personas que le visitaban en su casa de la colonia Cacho, para pedirle ayuda o simplemente un consejo. También dedicó su esfuerzo a apoyar la carrera política de su hijo, el licenciado Xicoténcatl Leyva Mortera, quien como sabemos, ocupó la más alta responsabilidad en el estado. Hombre recio y de convicciones, atendía a su familia, a sus numerosas amistades y a quienes acudían en su busca. A los 95 años, en plena lucidez, rodeado por sus seres queridos, abandonó este mundo material, después de una vida plena de realizaciones en la función pública, la iniciativa privada y el ámbito familiar. Con él se fue, parte de nuestra historia. Mario Ortiz es profesor de la Preparatoria Federal “Lázaro Cárdenas” y cronista de la ciudad de Tijuana. Correo electrónico: marioov@hotmail.com
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