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A menos de cien metros

Varias particularidades distinguen al XXIII Ayuntamiento de Tecate, clasificándolo de manera negativa, a las cuales me referiré más adelante.

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Varias particularidades distinguen al XXIII Ayuntamiento de Tecate, clasificándolo de manera negativa, a las cuales me referiré más adelante. Sin embargo, la principal característica que lo define es la consistencia con la cual ha estado siendo acotado con fatalidades. Hace un año fueron asesinados dos agentes de la policía municipal, entre ellos una mujer, y antier un regidor fue ajusticiado a menos de cien metros de la presidencia municipal. Estos dos atentados nos indican que existen asuntos internos que están siendo resueltos de manera específica. También muestran las condiciones de riesgo que definen la dinámica del trabajo de la presente administración.

Mientras que el clima político se calienta por las próximas elecciones estatales y municipales, en nuestra ciudad los candidatos de los partidos políticos y los independientes, inician los acercamientos con la comunidad tratando de ser vistos. Más adelante, cuando se haya definido quienes competirán, comenzaremos a recibir sus propuestas programáticas y sus promesas de campaña. Sin embargo, como siempre sucede, no ofrecerán alternativas a la situación de riesgo fatal que padecemos en Tecate. Esta semana, con mucha seguridad estaremos rebasando los 50 asesinatos, incrementando nuestra posición en el recuento diario para escalar una posición más alta entre las ciudades más peligrosas del país.

Fue muy decepcionante ver que, mientras las investigaciones se realizaban alrededor del cadáver del regidor, el edificio de la presidencia municipal estaba cerrado a piedra y lodo, sin que ningún funcionario de elección popular hiciera acto de presencia en el exterior de este. Con la concentración de policías en la puerta principal, se evidenciaba que se temía un ataque a otros funcionarios. Ni la Alcaldesa, ni el Síndico Procurador, ni el Secretario del Ayuntamiento salieron a mostrarnos a los ciudadanos, que había consternación, que se tomarían cartas en el asunto y se actuaría con resolución investigando hasta las últimas consecuencias.

Salvo un escueto comunicado de la alcaldesa, no se han hecho actos relevantes que marquen líneas divisorias vigorosas, que hablen de tomar acciones importantes contra la violencia extrema en nuestra ciudad. La conducta adoptada por el Cabildo y la Alcaldesa ha sido timorata. Con lo cual resulta obvio concluir que no se sabrá nada de este atentado fatal. El asesinato del regidor será, como todos los demás, no atendido. Aunque el ataque está directamente dirigido hacia el ayuntamiento, el Gobierno del Estado y el Federal también son agredidos. Los que no tenemos vela en este entierro, somos los ciudadanos comunes y corrientes. Nosotros solo vemos que son ataques directos que nos dan señales de la existencia de otros negocios, de parte de los funcionarios públicos de elección popular, que los hace susceptibles de atentados fatales. Nosotros hacemos conjeturas, pero son las autoridades judiciales quienes están obligadas a darnos respuestas formales. Lo que resulta escalofriante es que la distancia se reduce y, siguiendo esta lógica, la próxima fatalidad podría suceder en uno de los escritorios. Por consiguiente, urge que se haga una evaluación interna, que se delimiten responsabilidades y se tomen medidas que marquen límites. No debe ponerse en riesgo a las instituciones ni liberar la seguridad de los espacios formales oficiales. Alguien debe pintar la raya. Vale.

*El autor es Lic. En Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC

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