Abarrota toma de protesta

La Cuarta Transformación llegó a Tijuana. Arturo González Cruz tomó protesta ayer como presidente municipal de Tijuana, el primero proveniente de un partido de izquierda, Morena.

El empresario encabeza a los funcionarios que buscarán en dos años hacer algo diferente y positivo por esta ciudad.

El acto oficial fue en la Sala de Cabildo donde además de los integrantes del mismo, había  un grupo selecto de invitados y solo los gráficos de medios de comunicación.

Sin embargo, la explanada estuvo de puertas abiertas y ahí sí, llegaron cientos de ciudadanos quienes de pie escucharon el mensaje del recién erigido Alcalde.

Como la sesión solemne fue en un lugar reducido, en la explanada colocaron pantallas donde se empezó a escuchar el “sí se pudo” a todo pulmón por parte de muchas personas.

El Gobernador no pudo acudir a las tomas de posesión por asistir a una reunión con Marcelo Ebrard, sin embargo, su esposa Brenda Ruacho de Vega estuvo entre los invitados.

Lo malo es que al momento de ser presentada, al escucharlo, la gente en la explanada abucheó.

El que estuvo en todas las tomas de protesta fue Jaime Bonilla Valdez, quien de seguro ya se ha de estar imaginando lo que será su propio acto oficial, ya en un mes.

Además estuvieron Xicoténcatl Leyva Mortera, Salvador Morales Riubí, los ex alcaldes Carlos Bustamante Anchondo y Jorge Astiazarán Orcí.

Ahí andaba la diputada federal Geraldine Ponce, quien se hizo famosa en redes sociales, entre otros muchos invitados especiales.

Por cierto, la regidora Mónica Vega empezando la gestión renunció al partido Transformemos, por lo que será regidora independiente.

Adiós a privilegios en Rosarito
Rodeada de al menos una decena de guardaespaldas estuvo la alcaldesa Araceli Brown durante su toma de protesta, celebrada en el patio del Palacio Municipal de Rosarito donde solo se pudo entrar con invitación en mano, que debía ser revisada para obtener una pulsera y entonces sí, ser partícipe de tan memorable acto.

Había sillas para 660 invitados quienes fueron llegando poco a poco para ocupar sus lugares y esperar el momento en que Brown Figueredo apareció del brazo del gobernador electo Jaime Bonilla y después tomó su lugar en el Cabildo, junto con los regidores que la acompañarán en los próximos dos años y meses que durará el encargo.

Para entrar con el pie derecho, convocó a sesión de Cabildo para el primer minuto de este martes, donde se habrá votado a los nuevos titulares de la Secretaría General, Tesorería y el delegado de Primo Tapia ya que desaparecerá la delegación Plan Libertador.

Como parte de sus premisas, aseguró que se terminaron los privilegios, sobre todo los de los regidores que se despachaban con 10 mil pesos para gasto de gasolina y otro tanto igual por el arrendamiento de su vehículo particular, habrá que ver si los ediles aprueban la medida o todo queda en buenos deseos.

Desde mañana las mujeres gobernarán en Rosarito, ya que la mayoría del cabildo está conformado por ellas, habrá que esperar para conocer la diferencia.

Ayala realista
A diferencia de sus antecesores, durante la toma de protesta de Armando Ayala como presidente municipal de Ensenada, dio un mensaje más realista y con un panorama más claro de la difícil situación que atraviesa el Municipio.

Cabe recordar que en su momento Marco Novelo prometió “sacar del bache a Ensenada”, implementar una reingeniería administrativa y desarrollar múltiples proyectos de infraestructura, ocasionando únicamente la decepción y el enojo de los ciudadanos que confiaron en él.

Este no fue el caso de Armando Ayala, quien a pesar de mostrarse optimista sobre el futuro de la ciudad, también reconoció que recibe una deuda de aproximadamente 4 mil millones de pesos, servicios públicos colapsados y una relación bastante ríspida con los empleados por la falta de pago.

Aseguró que en los primeros 100 días de su administración hay una ruta bastante clara de las acciones que se llevarán a cabo para mejorar sustancialmente los servicios públicos, ya que actualmente es la principal demanda de los ensenadenses.