Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / Columna Tijuana

Algo está muy mal en la educación

Hablo con conocimiento de causa: tengo más de 25 años impartiendo clases a nivel universitario y mi sentir es que cada vez tenemos peores resultados en lo único que nos debería importar: el nivel educativo, de conocimiento, de los alumnos.

Hablo con conocimiento de causa: tengo más de 25 años impartiendo clases a nivel universitario y mi sentir es que cada vez tenemos peores resultados en lo único que nos debería importar: el nivel educativo, de conocimiento, de los alumnos. Y por lo que me dicen mis amigos maestros de diferentes escuelas (públicas y privadas) en educación elemental y media, las cosas andan en todos lados por donde mismo.

Algo hemos hecho mal los profesores, la sociedad, los padres de familia y los estudiantes mismos, para que en un ejercicio autocrítico como parte involucrada, no considere que estamos avanzando en casi ningún rubro.

Mucho reconocimiento por aprovechamiento, por conducta, por esfuerzo y demás, pero la realidad es que comparativamente con los países de la OCDE, no hemos sobresalido. En ningún rubro. Y esto no es nuevo.

Los alumnos cada vez egresan con mayor desinterés en las áreas de especialidad que estudian y el mercado laboral cada vez considera que lo que les llega a trabajar no se adecúa a lo que realmente se necesita en las organizaciones.

Muchas veces me he preguntado si no nos hemos equivocado al ponderar más el conocimiento por sí mismo, que la capacidad de pensar, de analizar, de decidir de los futuros profesionales, poniendo mayor énfasis en el desarrollo de sus habilidades personales más que en el conocimiento puro como tal.

Es un hecho que el mercado no se conforma con que un egresado (técnico o universitario) conozca de algún tema sino que exige que se tenga la práctica, saber de la rutina de un procedimiento ó de un mecanismo, en el saber cómo hacer algo, aunque sea una solución desgastada.

Afortunadamente creo que hay quienes seguimos pensando que estamos en lo correcto al intentar formar profesionales que piensen, que tomen decisiones, que sean proactivos, que vayan más allá de una orden de trabajo: lástima que cada vez son menos los que egresan con esta filosofía de vida y creen que tener un título es suficiente que se les abra una puerta. Que equivocados están.

Los empleadores seguimos prefiriendo al técnico, al que “ya le sabe”, al que “aprende rápido”, en lugar del egresado de los “dieces” o al que todo le entiende pero nada le sabe o conoce.

Algo tenemos que hacer en el corto plazo, porque no estamos alcanzando el objetivo de que la educación que reciben nuestros futuros profesionales, esté sirviendo para encontrarles espacios de trabajo, por que si el estudiar una especialidad no es para eso ¿para qué sirve que estudien tal o cual carrera?

Obviamente no podemos generalizar, pero es un hecho que hay mucho que trabajar como educandos, como padres de familia, para no estar alimentando una esperanza que inevitablemente creará frustración.

Los futuros ciudadanos que gobernarán y administrarán el mundo, nuestras casas, nuestras familias y nuestros negocios, no están recibiendo la educación necesaria para hacerlo. Algo hay que hacer, pero ya.

* El autor es empresario, turistólogo y un enamorado de su ciudad.

Sigue nuestro canal de WhatsApp

Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí

Temas relacionados