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Arturo Casillas: ficciones desde el periodismo

Arturo Casillas es un periodista cultural mexicalense, autor nacido en Tepic, Nayarit en 1942 y que llegara a nuestra entidad a principios de los años setenta.

Arturo Casillas es un periodista cultural mexicalense, autor nacido en Tepic, Nayarit en 1942 y que llegara a nuestra entidad a principios de los años setenta. Ya Jesús Blancornelas, uno de los principales periodistas bajacalifornianos del siglo XX, quien antes de su fama nacional dirigiendo el semanario Zeta fue director de La voz de la frontera en Mexicali. De esa época recordaba (Zeta, 21-XI-2000) que había conocido en la capital del estado a muchos compañeros periodistas, entre otros a Arturo Casillas: “Era el clásico agente viajero. De vez en cuando llegaba a Mexicali para vender armazones de lentes. La compañía que representaba no daba tanto así como para pagarle traslados en avión. Por eso me imagino que el tiempo de sus largos viajes en autobús o tren los aprovechaba para escribir cuentos. Y la verdad de las cosas eran buenos. Unos muy buenos.” Como lo expone Blancornelas, un cuento le abrió a Casillas el puesto de periodista. Pronto, en esa misma década de los años setenta, se convertiría en uno de los reporteros más audaces, llegando a ganar el Premio Nacional de Periodismo en 1981 en la categoría de reportaje. Además, Casillas contó, en La voz de la frontera, con una columna de periodismo cultural, en donde daba a conocer el boom artístico que se dio en la entidad durante los sexenios de Milton Castellanos (1971-1977) y Roberto de la Madrid (1977-1983). Más tarde trabajó para el diario Novedades de Baja California y finalmente, a mediados de los años ochenta, creó su propio seminario: Mayor, en donde fue mentor para las nuevas generaciones de periodistas, tales como Jesusa Gamboa y Beatriz Limón. Al mismo tiempo, bajo el nombre artístico de Kasiyas, Casillas, mantuvo una trayectoria como fotógrafo de arte dentro del grupo Imágenes, donde ganó premios y reconocimientos por sus trabajos visuales, especialmente retratos y paisajes intervenidos. La periodista Beatriz Limón ha dicho (La Crónica, 17-XI-2018) que Arturo Casillas “fue mi maestro en el periodismo, una guía firme y certera, de quien conservo el oficio de escribir y mi gran pasión por el fotoperiodismo.” Con él compartió “grandiosos momentos en el entorno cultural” mexicalense. Pero aparte de ser periodista y fotógrafo, don Arturo también fue narrador. Entre sus publicaciones están el libro de cuentos De viaje con la muerte (1976), ganador del Premio Juan Rodríguez Sullivan 1977, así como las novelas Los olvidados de siempre (1980) y Los herederos de Scammon (1982), así como el libro periodístico Horas de angustia (1995). De toda su obra de creación, Los herederos de Scammon sobresale por ser una de las pocas obras de ciencia ficción ecológica con que cuenta este género literario en Baja California. Esta novela trata del contacto entre dos especies inteligentes: una terrestre, el ser humano, y otra, marina: las ballenas que visitan cada año las aguas de la península de Baja California. Los herederos de Scammon, como su título lo indica, son los hijos de aquel pescador estadounidense de ballenas del siglo XIX, que descubrió la laguna Ojo de Liebre y en ella cazó a las ballenas grises que iban a ese sitio para aparearse hasta casi hacerlas desaparecer. En la novela de don Arturo, la historia de un periodista que va a hacer un reportaje y una ballena que se comunica con él, está expuesta con tintes de perplejidad y de asombro, y aparece como un diálogo donde se plantea el espíritu ecologista de su autor, el deseo de respetar a los mamíferos marinos como seres tan inteligentes y sensibles como nosotros, que deciden exhibir su capacidad racional para avisarle a la humanidad que está destruyéndose a sí misma al destruir la vida en su entorno. El protagonista de la novela es, como su autor, un periodista que va a hacer un reportaje en alta mar y descubre que las ballenas son una especie consciente, a la par que los seres humanos. En Los herederos de Scammon podemos ver que el reto verdadero de la ciencia ficción bajacaliforniana era, desde los tiempos de Arturo Casillas, el de contar lo insólito como si fuera la realidad en persona. Por eso es que la ciencia ficción -y habría que añadir aquí la narrativa policiaca- se implanta tan bien en el espacio fronterizo, esa zona franca donde tanto las ideas raras como los personajes increíbles se cuelan en su narrativa: sin dejar más rastro que las leyendas de su cruce, que la memoria colectiva de sus respectivos espejismos. *- El autor es escritor, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua

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