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As boas maneiras (Los buenos modales)/Dir. Juliana Rojas & Marco Dutra

La pandemia sigue su curso. Y tristemente, ese curso parece ser imparable en nuestro país, tanto por las condiciones socioeconómicas que se han perpetuado con las décadas de malos gobiernos... 

La pandemia sigue su curso. Y tristemente, ese curso parece ser imparable en nuestro país, tanto por las condiciones socioeconómicas que se han perpetuado con las décadas de malos gobiernos, como por la forma en que el gobierno actual está manejando la situación.

Mientras que en los países más afectados inicialmente, ya se ha controlado y las cosas han vuelto prácticamente a la normalidad, en México vivimos en un semáforo rojo permanente, que inexplicablemente permite la apertura de actividades y a la vez mantiene cerradas funciones tan vitales como el sistema judicial (cuatro meses después es fecha que no se definen reaperturas de juzgados).

Ante la realidad de que la vida ya no volverá a la normalidad (pre pandemia) en mucho tiempo, nos vemos invadidos por la nostalgia de cosas sencillas del pasado reciente. Esta semana recibí un correo del Festival de Cine de Locarno (Suiza), al cual acudí en 2017, notificando la cancelación de la edición de este año. Esto me recordó a la cinta ganadora del premio del jurado en 2017, ‘As boas maneiras’ de Juliana Rojas y Marco Dutra. Curiosamente la plataforma de MUBI la está exhibiendo todo este mes y recomiendo ampliamente aprovechar la oportunidad.

Rojas y Dutra se internan aún más en la temática que abordaron en su primer largometraje en conjunto (‘Trabajar Cansa’, 2011) que resultaba una amalgama de cotidianidad con cine de género. En esta ocasión utilizan una historia de amor, divida en dos partes, para presentar una evolución en su estilo y en su narrativa, la cual inicia su recorrido instalada en el realismo y cuidadosamente avanza hacia una zona intermedia entre el terror y la fantasía.

Clara (Isabel Zuaa) se presenta a una entrevista de trabajo como niñera, en un lujoso edificio de Sao Paolo. La adinerada Ana (Marjorie Estiano) está embarazada y quiere contratar de antemano a la nana que le ayudará con su bebé. Después de una conversación incomoda que no convence a Ana, es el masaje de emergencia que le aplica Clara, lo que la hace contratarla inmediatamente, para que por el momento se ocupe de las labores de la casa hasta que nazca el bebé.

Lo que en un principio aparenta ser un caso de actuaciones acartonadas, tipo Kaurismaki, sólo es parte del estilo constantemente cambiante de la cinta. La relación entre Clara y Ana de igual forma se transforma, las muros de nivel económico, educación, color de piel y “buenos modales”, que aparentemente existen entre ellas, poco a poco se van derrumbando y se crea un vínculo muy fuerte entre las disimiles mujeres.

Cuando la unión entre ellas se encuentra en su mejor momento sucede algo inesperado que divide a la cinta por la mitad. El fin de la primera parte y el inicio de la siguiente. Este interludio que lleva la narrativa hacia una nueva e inesperada dirección es marcado por el uso, de música que transforma a la historia en un cuento de hadas.

El recorrido que hace Clara de la ciudad a la periferia y el surreal fondo musical que la acompaña muestra un mundo onírico no muy lejano de una animación clásica de Disney, mientras que sirve para reforzar la constante dualidad que impera en el mundo de la cinta. Es el viaje de un mundo ostentoso hacia uno más simple y sencillo, visualmente representado como la diferencia entre el castillo y el bosque.

La fotografía de Rui Poças y Fernando Zuccolotto son piezas esenciales que marcan los cambios narrativos radicales entre la cotidianeidad y lo extraordinario.

La segunda parte de la cinta se convierte en una historia de amor maternal en la que aún siguen presentes los distintos aspectos de dualidad entre riqueza y pobreza, blanco y negro, ciudad y periferia y sobre todo entre instinto y racionalidad. 

Es particularmente interesante la forma en que la idiosincrasia brasileira toca el aspecto fantástico de la cinta, expuesto en creencias y leyendas populares, que abordan las consecuencias sobrenaturales que podrían ocasionar ciertas transgresiones morales o religiosas, como la falta del bautizo en un bebe o las relaciones sexuales con un sacerdote.

‘As boas maneiras’ es una bella aleación entre los clásicos de Disney y el cine de género de Universal de los años treinta. Una magnifica muestra de que en Latinoamérica es posible realizar cine fantástico de calidad aún con presupuestos moderados. A todo el que le interese adentrarse al cine de arte y de culto los invito a explorar MUBI. Y si a alguien le interesa esta película en particular la puedo obsequiar, a través de la plataforma, al primero que me envié un correo.

* El autor es editor y escritor en Sadhaka Studio.

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