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Cosas

Por el derecho a la libertad de expresión.

Las terribles cosas que están sucediendo en todas y cada una de nuestras comunidades, nos indican que no son una experiencia casual, aleatoria, sino una serie de sucesos violentos y metódicos, que de continuar dando sin la intervención de las autoridades correspondientes, más caóticas y agresivas serán. Desde las ciudades con millones de habitantes hasta las comunidades rurales, ubicadas en la profundidad de las zonas serranas, o los antes seguros barrios pequeñoburgueses, los violentos se han apoderado de todo lo que han querido. Los antes aguerridos dueños del capital, que se daban a desear fachoseando con gran donaire sus lujosas pertenencias, ahora se esconden y ocultan sus extraordinarios bienes. De la misma manera y comenzando por los adinerados, que salían a gastarse su dinero a raudales a los centros comerciales, ahora, tímidamente, se pasean por las calles por un rato, mientras se oculta el poderoso sol, pues de noche todos los gansos son negros.

La violencia nos ha golpeado parejo y nuestro malestar sigue siendo la conducta agresiva que busca y logra, con creces, intimidarnos y que doblemos la cerviz. De esto tienen la completa responsabilidad de los delitos del fuero común y federal, los investigadores, agentes del ministerio público, jueces y magistrados que ni sudan ni se acongojan, cerrando los ojos ante la enorme cantidad de denuncias que reciben día con día. Lo increíble de esto es que, ellos mismos son víctimas de lo que han estado alentando.

En esos momentos en que zonas geográficas del Estado de Guerrero están sufriendo las consecuencias de un huracán nivel 5, la rapiña se manifiesta de manera descarada, robándose en medio de esta tragedia, lo que puedan agenciarse. Para los ladrones que se apropian de cualquier cosa, es un espacio que aprovechan al máximo pues, como siempre, no existe una autoridad encargada de la seguridad pública que los controle. Nuestro país mantiene su característica especial de no tener gobernabilidad. No hay forma de que, de manera consciente, respetemos las leyes cuando estamos sin vigilancia, pues eso nos lo han enseñado los servidores públicos, que cuando llegan al poder se sirven con la cuchara grande sin ninguna consecuencia.

El mismo López Obrador en su papel de Presidente de la República, ha minimizado el duro golpe de la naturaleza contra una de las ciudades icónicas de México: Acapulco. Frente al saqueo ha dicho que son cosas que suceden en esos casos. ¿Son cosas que suceden en estos casos? Le pregunto, presidente. Mas bien debería de decir que con las fuerzas del orden se van a delimitar y reforzar las leyes y reglamentos, que obliguen a los ciudadanos a respetar la propiedad ajena. Pero, me pregunto a mi mismo, cómo van a lograr eso si los propios agentes de las policías, todos los días y en las mejores condiciones meteorológicas, practican el robo y el saqueo, a plena luz del día.

Desde el punto de vista humanitario, Andrés Manuel López Obrador nos ha quedado mucho a deber. No atiende a los casos de los desaparecidos, que día con día se incrementan; no obliga a las fiscalías ni a las corporaciones policiacas municipales y estatales, a respetar al ciudadano común y corriente; no se ha dedicado, como se comprometió que sería su principal compromiso, a combatir la corrupción; no escucha a quienes intentan darle a conocer los problemas cotidianos de nuestras comunidades, sino que les echa la consabida regla de hacerlos esperar para que se desesperen; no responde de la manera correcta sino que extiende la regla de así son las cosas. Los problemas cotidianos y de fácil resolución, siguen siendo cotidianos. Pero lo más decepcionante es que, con la nueva administración de la Sheinbaum, nada cambiará. todo seguirá funcionando en la impresionante maquinaria corrupta mexicana, de la misma ingrata manera. Para magnificar con realidades, la situación se empeora pues el partido político Morena, está lleno de exfuncionarios corruptos panistas y priistas, que como los traidores que siempre han sido, nada harán para corregir las cosas. Vale.

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