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¿Cuál es la razón, cuál es?

Me pregunto cuál es la verdadera razón para insistir en cambiar el periodo de gobernador en Baja California.

Me pregunto cuál es la verdadera razón para insistir en cambiar el periodo de gobernador en Baja California. He escuchado y leído diferentes hipótesis acerca de los motivos para llevar a cabo modificaciones a la Constitución local para lograr, primero, la extensión de la gubernatura de 2 a 5 años, y luego para reducirla de 5 a 3 años. Dichas intentonas han sido bautizadas como las Leyes Bonilla 1 y 2.

Acerca de la pretendida extensión de 2 a 5 años escribí en este mismo espacio el artículo “División de poderes” (Frontera, 13 de mayo, p. 11). Ya sabemos el desenlace: el lunes “11 de mayo, por unanimidad, los 11 ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declararon la inconstitucionalidad de la reforma del 8 de julio pasado llevada a cabo por la anterior legislatura”. Es decir, el periodo gubernamental actual es por 2 años y termina el 31 de octubre de 2021.

El pasado 1 de junio la diputada Monserrat Caballero Ramírez, coordinadora del Grupo parlamentario de MORENA en la XXIII Legislatura, presentó una iniciativa para adicionar al artículo 44 de la Constitución local, que ordena que el gobernador dura en su encargo 6 años, lo siguiente: “La jornada electoral para elegir al Gobernador del Estado se llevará a cabo el mismo día que la elección de Presidente de la República”. Lo cual significa que “Por única ocasión la próxima elección de Gobernador se realizará en periodo distinto al de la elección de Presidente de la República, y el Gobernador electo en dicha elección deberá iniciar funciones el primero de noviembre del año dos mil veintiuno, por lo que durará en su encargo hasta el treinta y uno de octubre del año dos mil veinticuatro”. Es decir, en virtud de la reforma, el gobernador electo en 2021 sólo duraría en su encargo 3 años, hasta 2024, para empatar la siguiente elección con los comicios presidenciales.

El argumento de la diputada y quienes defendieron la iniciativa era que se trataba de “ahorrar dinero”, y propiciar la mayor participación ciudadana porque la elección presidencial es la más atractiva y motivaría a incrementar el número de votantes en 2024. Nunca dijeron que la iniciativa empataría también las elecciones intermedias federales con las locales, que son las menos concurridas. La investigación electoral muestra que lo mejor es empatar elección presidencial con intermedia local y de gubernatura con intermedias federales, como se encuentra actualmente y que fue ratificada por la sentencia de la SCJN.

Desde la votación de la iniciativa en la Comisión de Gobernación, Legislación y Puntos Constitucionales, no se auguraba nada fácil la aprobación en el pleno.  Por 4 votos a favor, 1 en contra y 1 abstención, el 4 de junio se aprobaba la iniciativa. El viernes 12 de junio, después de que se pospusiera su discusión el día anterior, se votó la iniciativa. Se requería mayoría calificada, 17 votos, para aprobarla. La sorpresa fue mayúscula: la iniciativa no logró la votación necesaria: sólo alcanzó 14 votos a favor, pues en contra votaron 10 diputados y hubo una abstención. El bloque mayoritario, compuesto por MORENA (13 diputados), PT (2 diputados), PVEM y Transformemos, 1 diputado respectivamente; se resquebrajó. Tres diputadas y 1 diputado de MORENA votaron en contra, mientras que el diputado del PVEM se abstuvo.

Desde que se supo de la iniciativa múltiples voces se alzaron cuestionándola Abogados constitucionalistas argumentaron que sería motivo de acciones de inconstitucionalidad y que de nuevo la SCJN resolvería en contra. Pero la incertidumbre continúa sobre las razones de presentarla al Congreso. A pesar de los argumentos jurídicos, y sobre todo políticos de afectación a los candidatos de MORENA en el inminente proceso electoral federal y local, ¿cuáles son las razones que llevaron a la diputada Caballero Ramírez a someterla? Debe haberlas; debe haber un cálculo político acerca de las bondades para tratar de recortar el periodo gubernamental, más allá de quienes están detrás de la diputada, los beneficios económicos del empate o de las posibilidades de que la elección presidencial arrastre a la elección de gobernador. Me niego a pensar que es un simple capricho. La apuesta debió ser muy fuerte. Espero que algún día lo sepamos.

* El autor es Investigador de El Colegio de la Frontera Norte/Profesor Visitante en el Centro de Estudios México-Estados Unidos de la Universidad de California en San Diego.

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