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El emprendimiento en la educación superior

En la actualidad parece que existe una disyuntiva entre emprender o estudiar.

En la actualidad parece que existe una disyuntiva entre emprender o estudiar, es decir, muchas personas opinan que un emprendedor no debe perder el tiempo estudiando y que debe aprender haciendo en lugar de atiborrarse con interminables teorías y citan historias como las de Bill Gates o Steve Jobs que abandonaron sus estudios para perseguir su sueño, y esto es un error.

Por otra parte, existe un problema en donde los egresados o estudiantes de licenciatura esperan ser contratados inmediatamente por una empresa grande y exitosa que les garantice un buen salario saliendo de la universidad y los emprendedores sin estudios fracasan por carecer de habilidades técnicas para administrar una nueva empresa, la probabilidad de éxito de una empresa es de 25 por ciento. Sólo una de cada cuatro empresas logra sobrevivir y la esperanza de vida de una empresa en México es de 4 años.

De acuerdo con datos estadísticos del INEGI el 98 por ciento de la población económicamente activa trabaja para el 2 por ciento. Los mexicanos tenemos una alta aversión al riesgo y por ello nadie quiere emprender. Por ello, todo mundo busca tener un trabajo seguro sin arriesgar. El problema es que no existen suficientes empresas parea dar trabajo a todos los egresados y la salida es la economía informal que representa, dependiendo de la región en México, por lo menos el 50 por ciento de la actividad económica.

Suena a cliché, pero las universidades forman egresados con mentalidad de empleados y no de emprendedores. El papel de la Universidad es fundamental para impulsar el emprendimiento. El objetivo debe ser la formación de profesionistas con una cultura de emprendimiento. Tenemos entonces, tres de cada diez emprendedores que forman su empresa por necesidad y no por vocación, sin las habilidades necesarias para mejorar su probabilidad de éxito.

Tenemos que repensar el papel de las universidades en la formación de emprendedores a lo largo de su formación. Un aspecto fundamental es el impulso de las habilidades blandas como el liderazgo, la negociación, el trabajo en equipo y la resiliencia. Me atrevo a acuñar la siguiente frase: No todo líder se debe convertir en emprendedor, pero todo emprendedor(a) exitoso(a) debe ser líder.

En Tijuana, el 96 por ciento de los bajacalifornianos trabajan para el 4 porciento de los empresarios o emprendedores, es decir, gracias a la inmigración, tenemos una cultura emprendedora de mexicanos que quieren salir adelante en nuestro estado.

Uno de los grandes problemas de los programas de emprendimiento en las Universidades del país es utilizar el plan de negocios como herramienta y camino principal para impulsar las habilidades de emprendimiento, esto tiene un conflicto de origen al confundir los conceptos de emprendedor y empresario, ya que el plan de negocios es una herramienta para empresarios con un modelo de negocios ya probado y validado.

Por otra parte, el emprendedor está en busca de validar una idea, de resolver una necesidad o problemática y las herramientas deben ser distintas, herramientas como el design thinking, lean startup, modelos de negocio deben de ser la plataforma pedagógica de las universidades en la actualidad, más allá de la generación de empresas debemos buscar desarrollar una mentalidad emprendedora enfocada en la creatividad, la solución de problemas reales y el impacto socioeconómico.

El objetivo de una universidad debe ser la construcción de un puente entre emprendedores y profesionistas, en donde los emprendedores adquieran técnicas y habilidades socioemocionales y los estudiantes aprendan de emprendimiento. En Baja California tenemos una gran oportunidad en donde la Universidad Autónoma de Baja California con una población de 65 mil estudiantes, establece en su Plan de Desarrollo Institucional 2019-2023 el impulso al emprendimiento con acciones especificas en un ambiente en donde en Baja California tenemos una tasa de emprendimiento que es el doble (4 por ciento) de la tasa nacional (2 por ciento). Esperemos que el gobierno entrante ponga los incentivos a través de políticas de emprendimiento que procuren el impulso a esta importante actividad para el desarrollo económico.

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