Extravío
El pasado domingo 4 de junio de 2023 tuvieron lugar las elecciones para renovar gubernaturas en Coahuila y Estado de México.
El pasado domingo 4 de junio de 2023 tuvieron lugar las elecciones para renovar gubernaturas en Coahuila y Estado de México. Se trataba de dos entidades que nunca habían conocido la alternancia política y que eran los bastiones del Partido Revolucionario Institucional. No sorprendieron los resultados, sí la forma de explicarlos por parte de la alianza Va por el Estado de México, conformada por el PRI, PAN, PRD y Nueva Alianza. Me refiero básicamente a lo sucedido en el Estado de México. Considerada como la “joya de la corona” priista, principal asiento del Grupo Atlacomulco, que ha gobernado el estado durante las últimas décadas. En el caso del estado de Coahuila, la alianza se llevó el triunfo de la mano del priista Manolo Jiménez Salinas.
Afirmaba que lo sorprendente en el caso del Estado de México fue la explicación que trataron de dar a la derrota. Primero, minimizaron los resultados en su perspectiva de lo que será la contienda presidencial del año entrante. A algún asesor se le ocurrió que si sumaban los votos obtenidos en ambas elecciones y lo comparaban con lo obtenido por la alianza encabezada por Juntos Hacemos Historia en el Estado de México (candidatura común de Morena/PT y PVEM); y Morena en Coahuila, la conclusión es que habían perdido “sólo con el 1.5%”. Y que, en virtud de esa técnica aritmética, significaba que “había tiro”, es decir, que la elección presidencial será muy competida.
El segundo de los argumentos fue que el resultado se debía a la “traición” del gobernador Alfredo del Mazo Maza. Sostienen que dejó sola a la candidata Alejandra del Moral. Y todo a cambio de obtener una embajada al finalizar su gobierno. Lo absurdo de este supuesto es que tácitamente estarían aceptando que era la forma tradicional de operar de los gobernadores. Intervenir en los procesos electorales a favor de sus candidatos, utilizando todo el aparato y la compra y coacción del voto. Hay evidencia de que del Mazo si apoyó a su candidata, pero resulta muy cómodo no asumir responsabilidad alguna por los resultados y culpar al gobernador.
El tercero de los supuestos fue que se trató de una “elección de Estado”, lo que obviamente contradice el argumento anterior. Para ser una “elección de Estado” los aparatos estatales debieron operar a la vieja usanza y el gobernador ser el conductor de la misma. Y la misma alianza sostiene que “del Mazo los dejó solos”. Por fin, para Va por el Estado de México ¿operó o no el gobernador? Sin embargo, cuando hablan de “elección de Estado” afirman que fue presidencia de la República quien condujo las operaciones políticas (y económicas) para impulsar a la profesora Delfina Gómez Álvarez. Andrés Manuel López Obrador, afirman, “sometió” al gobernador a sus designios y pasó por encima de los intereses del grupo Atlacomulco (grupo que revivió incluso al ex gobernador Arturo Montiel).
La cuarta de las hipótesis sostiene que “Delfina no ganó. Quien triunfó fue la abstención”. Bajo ese argumento se supondría que en anteriores ocasiones el PRI triunfó porque hubo una amplia participación, lo cual es falso. En 2011, el candidato del PRI, Eruviel Ávila Villegas, ganó con una participación del 45.37%. En 2017, del Mazo triunfó con un porcentaje de participación del 53.7%, y hoy Delfina se llevó el triunfo con el 50.07% de participación. Pero, además, suponen que si hubieran votado más ciudadanos, lo hubieran hecho por la candidata Alejandra del Moral; lo cual es imposible de sostener en la realidad.
Finalmente, los perdedores sostienen que, como en el resto de las 22 entidades donde han triunfado los candidatos de Morena, los votantes son ignorantes y, por lo mismo, manipulados por AMLO. No les conceden a los ciudadanos ninguna capacidad de decidir. Son producto de las dádivas de la 4T; son los pobres de la ciudad e incultos. Es una visión discriminatoria y clasista.
Lo que prueban las elecciones en ambos estados es que la oposición partidista no ha sido capaz de analizar críticamente el origen y las causas de su debacle. Simplemente tratan de justificar y hallar culpables en otros actores. Es evidente su incapacidad de elaborar una alternativa al proyecto del gobierno actual. Son reactivos y no parece que de la alianza Va por México pueda salir un candidato(a) competitivo para 2024.
*- El autor es Presidente de El Colegio de la Frontera Norte.
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