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Horizontes de la corrupción

No es que nos haya encontrado desubicados este asunto de Genaro García Luna.

No es que nos haya encontrado desubicados este asunto de Genaro García Luna. Lo que pasa es que este golpe lo recibimos en plena nuca, como un zape, por no estar conscientes de que la corrupción no tiene límites en nuestra nación. Se presenta desde las bases de los funcionarios públicos sindicalizados o no, y llega hasta los de elección popular de los tres niveles de gobierno. Podemos elucubrar pensando que los presidentes de la república no están involucrados en asuntos tan sucios, pero nos daríamos un tope muy fuerte al conocer la realidad. Solo debemos recordar cómo se han enriquecido inexplicablemente. Tomemos por ejemplo el rancho descuidado que tenía Vicente Fox Quesada, y que lo reconvierte en un casi paraíso terrenal para los finales de su sexenio; la casa blanca de Enrique Peña Nieto de la que alegaba la Gaviota que le había costado su dinero, pero que existe evidencia de que les fue regalada por uno de sus proveedores; y la otra casa blanca que le descubrieron a Luis Videgaray en Malinalco, entre muchos más ejemplos.

A Genaro García Luna se le acusa en USA de haber conspirado para importar y distribuir cocaína, con lo cual se agenció carretonadas de millones de dólares, y de mentirle a un funcionario de inmigración al momento de solicitar su ciudadanía. La condena que obtendría de ser llevado a juicio y de encontrarle culpable -si no lo hacen testigo encubierto- sería sin lugar a duda, de cadena perpetua. Por cómo se fueron dando sus empleos en el servicio público, se tiene la percepción de que su carrera como funcionario público creció a la par que su carrera de delincuente de altos vuelos. Su historial de trabajo viene desde Fox Quesada y llega hasta el sexenio de Felipe Calderón, del cual fue su secretario de Seguridad Pública. Por eso es por lo que decimos, con mucha seguridad, que esos ex presidentes de México conocían, a cabalidad, las actividades ilícitas de García Luna. ¿Serían ellos partícipes? ¿Contaría García Luna con la aprobación de sus jefes a cambio de recursos financieros y protección de la delincuencia organizada? ¿Qué más no sabemos?

Si el segundo principal actor de la seguridad pública era integrante del crimen organizado, entonces las políticas que se instrumentaron debieron haber estado haciendo concesiones al grupo al que pertenecía García Luna. Por consiguiente, no fue una guerra como dijo Felipe Calderón en su momento, fue, por el contrario, el ataque contra aquellos que intentaban integrarse al mercado ilegal de las drogas y ganar territorios ya ocupados, convirtiéndose en enemigos naturales. La situación de emergencia nacional que vivimos con ajusticiados todos los días; con una increíble impunidad; con una escasez escandalosa de resultados en las investigaciones criminales; con la participación creciente de los cuerpos policíacos, el ejército, la marina y cualquier grupo integrante en el supuesto combate a la inseguridad, en delitos del fuero común y federal, es inocultable y tiende a extenderse aún más. No hay forma de detenerla ni de controlarla, si están integrados los tres niveles de gobierno. No se logrará nada si López Obrador continúa mandando abrazos en lugar de jodazos. Vale.

* El autor es Lic. en Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC.

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