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La Ciudad destrozada… ¿y nuestras autoridades?

Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo.” Abraham Lincoln

No es creíble que los deslizamientos de tierra, grietas en las vialidades o puentes a punto de caer no hayan podido detectarse a tiempo.

Pareciera que la problemática que estamos padeciendo en la Ciudad, es algo novedoso y por lo tanto, nuestras distinguidas autoridades de los 3 niveles de gobierno se hacen los sorprendidos cuando observan cómo se desmoronan laderas, puentes y vialidades y entonces sí, como los viejos sastres, “toman medidas” para evitar mayores daños a la población, cuando los daños ya están hechos.

Según el Atlas de Riesgo elaborado por el IMPLAN 2000, “Tijuana se localiza sobre depósitos sedimentarios pobremente consolidados donde son comunes los movimientos de laderas que corresponden a una combinación de factores geológicos (estructurales, estratigráficos y litológicos), topográficos, geomorfológicos y antropogénicos (Atlas Riesgos Tijuana, versión 2000).

Este mismo documento menciona que la mayoría de los deslizamientos de tierra se han dado históricamente por las lluvias, por lo que estos Atlas de Riesgo, son un elemento importante para conocer donde existe mayor vulnerabilidad de daño a la población, aunque supongo que nuestras autoridades no conocen estos documentos y peor aún, nunca los han leído.

Además de esa apatía gubernamental por planear la Ciudad, se encuentra el hecho de que vivimos en una metrópoli con un crecimiento exponencial. Según datos del Instituto Metropolitano de Planeación (IMPLAN), en la segunda mitad del siglo XX, la población de toda la frontera norte del país, se multiplicó 4.5 veces, pasando de 3.8 millones a 17.4 millones de habitantes, sin embargo, en el caso de Baja California en ese mismo periodo, la población se multiplicó en 11 veces, siendo Tijuana quien concentra el 49.4% de su población (IMPLAN-Tijuana, 2018).

En adición a ese crecimiento desmedido se encuentra la dificultad que enfrenta la Ciudad por crear espacios adecuadamente urbanizados, en parte por la orografía del lugar que hace muy costoso dotar de servicios a una ciudad rica en cañadas, cerros y superficies poco aptas para el desarrollo urbano.

Según el Programa de Desarrollo Urbano del Centro de Población de Tijuana 2010- 2030, se deberán establecer en la Ciudad, superficies asignadas para reserva territorial y vivienda. Para ello, la Ley de Desarrollo Urbano de Baja California (LDU) establece la necesidad de contar con la declaratoria respectiva, sin embargo, después de varios años de publicados estos documentos, no se ha concretado la declaratoria de reserva territorial que garantice esto. ¿La razón? Nuevamente la apatía de la autoridad

Recordemos que Tijuana tiene una gran limitante en su crecimiento, pues al norte tiene la frontera con los Estados Unidos, al Oeste, con el Océano Pacífico y solo le queda crecer al sur, que es el Municipio de Rosarito, que por ser zona de playa resulta muy caro para habitaciones populares y por lo tanto solo queda el Este de la Ciudad para su crecimiento, lo cual hace más caro el suelo y vivienda.

Mientras sigamos permitiendo los asentamientos irregulares que diariamente se dan en la ciudad, se autoricen fraccionamientos en laderas peligrosas y no se de mantenimiento constante y oportuno a la infraestructura urbana, seguiremos sufriendo deslaves y caída de casas, aunque las autoridades se hagan los sorprendidos.

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