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La tercera vía

“La desigualdad es el origen de todos los movimientos locales.”- Leonardo Da Vinci

Así se le llama a esta interesante figura que nace al final del siglo pasado y que busca ser un puente entre los postulados tradicionales del centro-izquierda, como la solidaridad social, la responsabilidad y la justicia social con los principios económicos del libre mercado, como la reducción del intervencionismo estatal y de los impuestos.

Esta propuesta fue impulsada por el sociólogo Anthony Giddens, la cual fue muy bien recibida por diversos mandatarios de aquella época, como fue el caso de Tony Blair de Reino Unido, pero también por el entonces canciller alemán socialdemócrata Gerhard Schröder, el primer ministro holandés, Win Kok, y la presidenta chilena, Michelle Bachelet.

La Tercera Vía fue la bandera que enarboló Tony Blair, con la cual, el Partido Laborista regresó al poder después de 28 años de ser oposición, logrando mantenerse en el poder durante 10 años hasta 2007.

La Tercera Vía, no se queda solo en el campo económico, sino que busca incidir en los aspectos democráticos, haciendo énfasis en la promoción del desarrollo tecnológico, la educación, y los mecanismos de competencia regulada, a fin de obtener progreso, desarrollo económico, desarrollo social, y otros objetivos socio-económico-políticos igualmente importantes. Una mezcla de elementos positivos de centro izquierda con los de las economías capitalistas.

Este novedoso concepto no buscó revertir la globalización de los mercados, sino que buscó una convivencia pacífica entre las políticas de desarrollo social y la libre actividad de la empresa privada. Capitalismo sí, pero con políticas de apoyo sociales para los más desprotegidos.

El sociólogo Anthony Giddens decía que la Tercera Vía: “intenta tomar lo positivo del «laissez faire» capitalista como del mercado totalmente controlado del marxismo-leninismo”, algo así como lograr un punto de encuentro entre 2 conceptos que parecieran antagónicos, pero que cada uno tiene cosas importantes que aportar a la sociedad.

Hoy en día el sistema capitalista está arrojando una serie de vicios que no resuelven el problema de la pobreza mundial, pues según cálculos de Oxfam, la fortuna de las 85 personas más ricas del mundo equivale a la riqueza de la mitad más pobre de la humanidad (unos 3.800 millones de personas). Además de que esas fortunas si aumentaron considerablemente por encima del 14% al año, que equivale a 244,000 millones de dólares, a pesar de los vaivenes económicos, pero lo más significativo de esto es que un tercio de las personas más ricas del planeta no obtuvo su fortuna trabajando, sino que la heredó, por lo que no hay una auténtica generación de riqueza

El economista francés Thomas Piketty, quien ha propuesto elevar los impuestos a los más ricos para reducir la desigualdad, argumentando en su libro El Capital en el siglo XXI, que hoy en día muchos capitales crecen a porcentajes entre el 15 y el 20% pero solo en el mercado especulativo, es decir sin generar un solo empleo, cuestión que en nada abona al crecimiento de las economías mundiales y que en vez de repartir riqueza, solo la concentra en unas cuantas manos con los consabidos riesgos monopolísticos, además de que estas grandes desigualdades están vinculadas a un aumento de los delitos violentos y disturbios sociales, colocando a América Latina como la región más desigual y más peligrosa del mundo.

Por lo anterior, la tercera vía puede ser un esquema adecuado para muchas economías donde las desigualdades son muy marcadas, pero requieren al mismo tiempo de reforzar su economía.

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