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Las madres buscadoras

Siempre he considerado que la mujer tiene mucha más capacidad para resolver problemas que el hombre.

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Siempre he considerado que la mujer tiene mucha más capacidad para resolver problemas que el hombre. Las considero más prácticas, equilibradas y decididas ante situaciones extremas y de alto riesgo, así como dispuestas a los mayores sacrificios en la búsqueda del bien de la familia. Si hiciéramos un recuento de todo lo que sortearon para sacar adelante a sus hijos, con los escasos recursos económicos que tenían, cada una de ellas obtendría el premio novel de economía, por el manejo del presupuesto de la familia, el gasto programado y el ahorro de los ingresos con índices inflacionarios altos, dentro de una atmósfera económica de total incertidumbre. Si a lo anterior le agregamos los conocimientos que tienen en diversas ciencias y prácticas cotidianas, de solución de problemas de carácter físico, emocional y sentimental, nos encontremos con un super ser viviendo con nosotros. No conozco a ninguna mujer que, en un estado de completo escepticismo, se haya sentado a rumiar su desgracia, esperando ser rescatada. Siempre sacan fuerzas de la flaqueza y arremeten con furia contra lo que sea.

La negra época que estamos viviendo en México, ha impactado a todas las familias en diversas formas. No obstante, algunas han recibido golpes más duros que otras, provocando que sus cimientos se resquebrajen. El núcleo provocador de toda esta vorágine es, sin lugar a duda, las drogas ilegales. No conozco ninguna familia que no haya sido agredida de alguna forma, por el uso de las drogas. Todas tuvimos, tenemos o tendremos un drogadicto entre nuestros padres, hermanos o hijos. Durante ese dramático proceso de su inmersión en el abuso de las drogas, los hemos amado, apoyado, rechazado, excluido y odiado por el efecto de su actividad contra la familia.

Alguno de los miembros de nuestras familias, aunque no sea nuestro caso, se integraron al crimen organizado, convirtiéndose en delincuentes que cercenaron vidas de la manera más brutal que pudieron. Otros, la enorme mayoría, están siendo acribillados a mansalva, desmembrados, puestos en bolsas de plástico y enterrados en cualquier parte de nuestro país. Las familias no encontraban la paz, pues los cuerpos de sus familiares no

aparecían. Las exigencias hacia las autoridades correspondientes no tenían eco por más que se hiciera presión. Entonces surgió la idea en las madres de que urgía tomar cartas en el asunto, y de que ellas eran las obligadas naturales para encontrar el camino hacia los restos de sus familiares. Así que comenzaron a buscarlos en donde decidieron que podían estar. Lo que iniciaron unas pocas, se está convirtiendo en un ejército de mujeres buscadoras por todo el país, y ya se está replicando en otros lugares del mundo.

Esta no es una tarea fácil y ni exenta de peligros. En primer lugar, los asesinos sienten que, con su actividad, las Madres Buscadoras los ponen en la mira de las autoridades y ponen en peligro sus actividades delictivas. Por el lado de las autoridades gubernamentales, también se sienten agredidas y denunciadas, pues el valemadrismo con el que miran la obligación de buscar a los desaparecidos, sus cómodos puestos peligran. Por estas situaciones, ya son varias Madres Buscadoras las que han sido asesinadas. Pero esto no las desanima y continúan con su ferviente actividad de escarbar, en donde sienten que puede haber cuerpos enterrados. Solas, con el poder de sus pasos, la fuerza de sus brazos y la idea de encontrar a su amado familiar, recorren el país escarbando.

Yo siento una enorme admiración, respeto y orgullo por estas Madres Buscadoras, que, conjugando sus tristezas, mezclando sus lágrimas y acariciando solidarias sus esperanzas, picotean la tierra tras los restos de sus hijos. No los quieren revivir, no buscan los aplausos, solo quieren encontrarlos para sepultarlos donde puedan visitarlos y encenderles una veladora. No piden más. No aspiran al reconocimiento social ni a los diplomas de excelencia. Solo andan tras lo que puedan recuperar del amado ser desaparecido. En ese inter, han hallado restos de otros miembros de familias destrozadas que son hijos de todas. Nadie las va a detener en ese afán. Ellas tienen sus metas fijadas, y las van a lograr acosta de lo que sea. Vale.

*El autor es licenciado en Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC

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